La línea férrea de cercanías C-3 Valencia-Utiel se muere más allá de Buñol. Desde hace 20 años las sucesivas administraciones centrales han decidido con sus medidas acabar con el servicio que esta linea prestaba en las poblaciones del interior, como Siete Aguas, Requena, Utiel y Camporrobles. Sin ofrecer, a cambio, una opción de transporte público de calidad para estas poblaciones. En este período la sangría de pasajeros ha sido enorme. En la actualidad los 16 trenes de ida y vuelta que unen estás poblaciones con Valencia no transportan a más de 150 pasajeros diarios, mientras que los cuatro trenes regionales Madrid-Valencia dan servicio a unas 40 personas cada día.

Pérdida de viajeros

La falta de inversiones durante años (aunque desde 2005 se han inyectado 30 millones de euros) es lo que más ha ayudado a que la línea se degrade y haya perdido viajeros de forma incesante al no poder circular por ella los trenes más modernos. En la provincia de Cuenca la vía descansa sobre traviesas de madera. Tan sólo en los últimos 6 años se han sustituido los carriles y las traviesas, por otras de hormigón, entre Valencia y Utiel.

Pero nada se ha hecho para eliminar las dificultades de los túneles y las montañas entre Siete Aguas y Buñol. La única inversión aprobada es el desdoblamiento y electrificación de la vía entre Buñol y Valencia, el tramo rentable de la C-3. Desde Buñol los vecinos de Chiva, Cheste, Loriguilla, Aldaia y Xirivella cuentan con una frecuencia diaria de 52 trenes diarios de ida y vuelta, más del triple que entre Utiel y Valencia.

La línea en cifras

A juzgar por las cifras la C-3 es una línea muy solicitada por sus usuarios, que superan el millón de personas cada año. No obstante esas cifras se nutren de los pasajeros de las poblaciones entre Buñol y Valencia. Siete Aguas, Requena, Utiel, y Camporrobles aportan poco más del 10% del pasaje global.

Los cuatro trenes regionales, ocho en ambos sentidos, que circulan a diario por esta línea entre Valencia y Madrid, aportaron un total de 340.000 pasajeros en 2010, 221.000 entre Madrid y Cuenca y 119.000 entre Madrid y Valencia. Sólo 40 pasajeros diarios compran el billete de cercanías.

El futuro no pasa por el AVE

Fomento decidió mantener la línea regional Madrid-Cuenca Valencia, a pesar de la entrada en servicio de la alta velocidad en diciembre de 2010. El AVE parecía ser la solución para mejorar el transporte de viajeros entre el interior y Valencia. Un años después se ha demostrado que no. El coste del billete vendido en taquilla entre Requena y Valencia es de 24, 5 euros. Comprado con 15 días de antelación al viaje y por internet 9,8, a lo que hay que sumar los 2 euros del transporte a la estación, si no se va con vehículo propio. Una cifra que es prohibitiva para el que viaja a diario. Después de casi un año no se han puesto en marcha los bonos para ancianos, estudiantes y trabajadores que se pidieron. La única ventaja de la alta velocidad es el tiempo de trayecto: en un tren convencional una persona llega al centro de Valencia en más de 90 minutos con el AVE apenas se tarda 23.

Golpe definitivo

Sin querer el AVE ha asestado otro golpe a la C-3, cuando se cortó el acceso a la Estació del Nord a causa de las obras de la alta velocidad, y los trenes pasaron a tener como estación término Valencia-Sant Isidre. Todas las poblaciones se han resentido. Los pasajeros de Utiel, Requena, Siete Aguas, Buñol, Chiva, Cheste, Loriguilla, Aldaia y Xirivella vieron cómo el tiempo de viaje se incrementaba en 15 minutos (para llegar de Sant Isidre al centro de Valencia). Muchas incógnitas se ciernen sobre este trazado y pocas certezas, la única que es una linea vieja, con el pasaje en línea descendente y con un futuro incierto. El eje mediterráneo tampoco va cambiar esta situación ya que las mercancías llegarán desde Valencia a Madrid por la antigua línea convencional de Albacete.