En el hemiciclo de las Corts todos los diputados, hasta los del PP, quedaron boquiabiertos ante el anuncio estrella del entonces presidente Camps en aquel debate de política general: Valencia iba a acoger unos Juegos Europeos en 2010. Los más sorprendidos por aquel anuncio de candidatura a organizar una competición inexistente fueron el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, y el Secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky. La obsesión del Consell por llenar el calendario de grandes eventos (Copa del América, Mundial Indoor de atletismo y Fórmula 1) llevó a Camps a saltarse el protocolo de avisar al Gobierno.

En realidad, ese trámite estaba de más porque el jefe del Consell lo tenía todo apalabrado con el vicepresidente del COE e ideólogo de esos minijuegos olímpicos, Iñaki Urdangarín. El exjugador del mítico Barça de Valero Rivera y las seis Copas de Europa había conquistado otro título, el de duque de Palma, que ejerció tal magnetismo en Camps, que éste no dudó en contratar al Instituto Nóos, en 2004 para que organizara unas jornadas sobre deporte y turismo, el "Valencia Summit". Se celebraron tres ediciones, la última en 2006, con Urdangarín ya apartado de la presidencia de esa entidad, supuestamente sin ánimo de lucro, tras estallar el escándalo de los millonarios pagos a Nóos en Valencia y en Mallorca. Levante-EMV y "Diario de Mallorca" del mismo grupo editorial, han contado a sus lectores la polémica desde el instante en que supieron el importe de las facturas, cuestionadas por la oposición socialista en Balears y en las Corts. De organizar los foros de cuatro días (a 300.000 euros por jornada) se encargaba Diego Torres, socio de Urdangarín, a quien sustituyó en la presidencia de Nóos en 2006 cuando el duque de Palma dejó el cargo para desvincular a la Casa Real de la polémica.

Una foto muy buscada

El yerno del Rey acudía el día de la inauguración para convertirse en principal reclamo para la foto con mandatarios del PP. Como la que, en el Museo Príncipe Felipe, inmortalizó a Urdangarín con Camps, Rita Barberá, Esteban González Pons y Rafael Blasco.

El modelo de negocio de Nóos como contratista a dedo (denuncia formulada por el Síndic de Comptes, según reveló este diario en enero de 2007) se trasladó en 2005 a Mallorca. En esa edición Nóos cobró del Govern y el Consell, a razón de aproximadamente 1,2 millones por barba, si bien en el segundo caso la Fundación Turismo Valencia pagaba la mitad.

La vuelta de Jaume Matas al gobierno en 2003 le llevó a apuntarse a la moda de los eventos, tan trillada por su amigo Eduardo Zaplana y continuada por Camps. "Un circuito de Fórmula 1 más grande que el de Valencia". Era el deseo de Matas, según le reconoció al juez José Castro, instructor del caso Palma Arena, del que se desgajaron los contratos de Nóos como pieza separada."No lo ordené, pero sí lo aconsejé porque ma pareció una buena iniciativa", explicó el expresidente balear al juez sobre su responsabilidad en el negocio de Nóos.

"¿Se aportó algún justificante, señor Matas?", le preguntó Castro respecto a los pagos. "Tiene que haberlo", respondió Matas. "Pues no lo hay", lamentó el juez. "Es que mi responsabilidad es sólo política". Matas no estaba para comprobar facturas, sino para sacar rédito de la foto. Las semejanzas entre el caso balear y el valenciano tienen que ver con la forma de obrar del contratista, pero también del pagador.