La leyenda negra de San Juan de Ribera, el Patriarca que dominó la Iglesia valenciana entre 1568 y 1611, acaba de recibir otra mano de pintura blanca. Una tesis doctoral del sacerdote Miguel Ángel Bondia reexamina la figura del arzobispo que ha pasado a la historia como el impulsor de la expulsión de más de 100.000 moriscos valencianos en 1609, un hecho traumático para la historia valenciana —fue deportado más de un cuarto de la población sólo por sus creencias religiosas— y que marcó el inicio de la decadencia del Reino de Valencia.

Bondia ha consultado documentación hasta ahora inédita, como más de 300 cartas que el Patriarca escribió sobre la evangelización de los moriscos, dirigidas a los reyes Felipe II y Felipe III, que actualmente se conservan en la Britsh Library de Londres. La conclusión que refuerza el estudio de esta documentación (nunca antes utilizada, remarca Bondia) es que «la expulsión de los moriscos la decidió el rey Felipe III, por motivos políticos (por temor a que los musulmanes invadieran Valencia apoyándose en los moriscos) y no religiosos, y que en ella no intervino San Juan de Ribera, que defendió la conversión mediante la catequización de los moriscos hasta el último momento, como prueba esta correspondencia», asegura el sacerdote, de 39 años, que defendió su tesis el pasado viernes en la Facultad de Teología de Valencia.

Por ejemplo: en una de las 300 cartas de Londres fechada el 4 de noviembre de 1587, la Junta Provincial de Valencia presidida por el Patriarca insiste al monarca Felipe III que «se trata de aficionar a los moriscos a la conversión con blandura y no con rigor», y el rey acepta y le pide «que en Valencia se use la nueva instrucción lo más presto que se pudiere y para ello se busquen maestros y predicadores tan religiosos y doctos como para la dureza de aquella gente es menester». Esta línea de «blandura», «misericordia» y «comprensión» con los moriscos la mantendrá San Juan de Ribera hasta el final en sus cartas al rey, sostiene Bondia.

«Es una faceta de pastor y un talante que contrasta con la taca negra de la expulsión de los moriscos que siempre le ha rodeado», destaca el sacerdote, ya investido como «doctor». Bondia subraya que «estos documentos desmontan la tesis de los historiadores que acusan al Patriarca de instigar la expulsión de los moriscos. No, fue una decisión política y él quiso la catequización de los moriscos hasta el final».

«No con la fuerza o la imposición»

Las cartas de Londres —adonde llegaron a través de consejeros de la época o particulares— también reflejan «todas las acciones que promovió y aplicó el santo para la instrucción en la fe cristiana» de los moriscos, como el catecismo que él mismo reelaboró o la realización de misiones populares en zonas con presencia morisca. La evangelización de San Juan de Ribera, todopoderoso virrey y capitán general de Felipe III en Valencia, «consistió en llevar a los moriscos al camino de la verdad y de la salvación pero no a la fuerza y con imposición, sino con paciencia y deseo de instruir», sintetiza Bondia, párroco de Alcublas y Osset y capellán del Arnau de Vilanova.

Además del archivo de la British Library y del Colegio de El Patriarca, este sacerdote natural de Benaguasil ha consultado documentos en el Vaticano, en el archivo general de Simancas, en el de los Padres Capuchinos, y en el de la UV. La tesis acaba destacando de la figura de San Juan de Ribera tres aspectos: «El celo pastoral, la acción reformadora y el amor a la Iglesia». Y defiende una idea que en los últimos años va ganando peso: que el mismo arzobispo que en un primer momento defendió ante el rey la expulsión de los moriscos, por creer imposible su integración, después optó por una línea más blanda que la historia ha relegado al olvido.