El Consell dio ayer un giro de 180 grados en el que ha sido uno de los ejes capitales de su política desde que en 1996 el PP se hizo con la presidencia de la Generalitat. Primero con Eduardo Zaplana y después con Francisco Camps, cada uno con su buque insignia, pero ambos apostaron por los grandes proyectos de ocio, una estrategia que poco a poco ha ido socavando las arcas autonómicas y que se ha hecho insostenible con la crisis económica. Después de haber enterrado cientos de millones de euros para reflotar negocios de dudosa rentabilidad, el Consell que preside Alberto Fabra anunció ayer un "nuevo modelo de gestión en las empresas de proyectos estratégicos" en un contexto de austeridad. A efectos prácticos el "replanteamiento de la estrategia" tienen dos patas. Por un lado, el Consell se deshace definitivamente de sus acciones en Terra Mítica y anuncia la privatización de la Ciudad de la Luz con la aspiración última de venderla. Pero si el Consell, acuciado por la necesidad de cumplir con los objetivos de déficit, suelta lastre en dos proyectos que marcaron una etapa no exenta de polémicas; no ocurre lo mismo con la Fórmula 1; la otra cara de las decisiones adoptadas ayer por el Ejecutivo.

La portavoz del Consell y titular de Cultura, Lola Johnson, anunció ayer que la Generalitat, a través de la empresa pública Circuito del Motor y Promoción Deportiva, adquirirá "por un precio simbólico" la totalidad de las acciones de la empresa Valmor Sports, la empresa auspiciada por Francisco Camps para gestionar la Fórmula 1 y que está participada por Bankia, Fernando Roig y Jorge Martínez Aspar. La operación obliga a la Generalitat a asumir la deuda de Valmor que podría llegar a los 30 millones de euros. Aproximadamente, la mitad de esta deuda está contraída con Circuito del motor, por lo que en la práctica supone perdonarle la deuda. Los derechos de la celebración de un evento deportivo que lleva el sello personal de Camps quedarán en manos de la Generalitat, quien ya pasó a asumir el canon que cobra Bernie Ecclestone y que asciende a 20 millones de euros.

El paso siguiente será, según precisó la portavoz del Consell, desarrollar en el plazo de seis meses "un plan estratégico de explotación de las instalaciones que incluya la posibilidad de su gestión externalizada, a través de la concesión o cualquier otra fórmula que, en derecho, pueda proceder".

El Consell trató ayer de suavizar el escándalo que supone perdonar la deuda a la empresa que pilotó Aspar por decisión de Camps, subrayando el supuesto ahorro que conlleva la operación. Johnson mantuvo que concentrar la gestión de los eventos relacionados con el motor supondrá un ahorro de un millón de euros. Añadió que la "absorción" implica beneficios fiscales y cifró en 5 millones el ahorro en IVA. Eso sí, el Consell no dio datos de las pérdidas de Valmor y se limitó a señalar que la auditoría referida a 2011 todavía no está terminada.

Tampoco se facilitaron cifras del dinero que ha costado al Consell contribuir la supervivencia del parque temático de Benidorm. Tras cerca de 14 años inyectando fondos a Terra Mítica a través de la sociedad pública Proyectos Temáticos, el Consell de Camps se desvincula finalmente del proyecto. La empresa Aqualandia SA, gestora del parque, ejercitará su opción de compra sobre el parque (65 millones) lo que supone adquirir las acciones de sus propietarios, entre ellos la Generalitat, que tenía el 22,3%. Según Johnson la operación permitirá cancelar una deuda histórica de 45 millones en préstamos concedidos en los últimos años al parque. Además, "subraya la nota se evitarán nueva aportaciones en el futuro". La operación, remarcó, cuenta con el beneplácito de los sectores implicados, entre ellos las entidades financieras (CAM y Bancaja).

Por otro lado, Johnson aclaró finalmente la decisión de privatizar la gestión de la Ciudad de la Luz. La salida para este proyecto, que costó 190 millones y que acumula un déficit de 30 millones, podría ser similar a la que siguió Terra Mítica tras ser salvada de la quiebra: un arrendamiento con opción a compra. Mientras se vende, el Consell espera cobrar un canon por su explotación. El departamento de Cultura cifra el ahorro en este caso en unos seis millones.