Ninguno de los 33 diputados valencianos en Madrid entrará en la lista Forbes de los más destacados multimillonarios del planeta, pero es igual de improbable que sean víctima de uno de esos desahucios hipotecarios que están amargando la existencia a miles de ciudadanos. Una hipoteca, de carga media o ligera, bastante efectivo en cuentas y depósitos y más de una vivienda, aunque se ignora su tamaño, valor catastral o de mercado y a veces hasta su ubicación. Es el perfil medio de las declaraciones de bienes, rentas y actividades que ayer fueron publicadas por el Congreso.

A los diputados que repiten y destacaban por una situación patrimonial pudiente, como el socialista Ciprià Ciscar -con 10 inmuebles y fincas rústicas, en su mayoría de herencia familiar-, se unen nuevas caras con una economía holgada. Es el caso de Rubén Moreno, quien, como director del Centro de Investigación Príncipe Felipe entre 2005 y 2011 ha estado en el centro de la polémica como principal responsable del despido de más de un centenar de científicos o la supresión de la mitad de las líneas de investigación. Moreno declara 281.441 euros en depósitos y cuentas, 82.801 en acciones y otros 74.378 euros de un plan de pensiones. En total, 438.620 euros en patrimonio no inmobiliario. Declara, además, un tercio de la propiedad de dos viviendas y otras tantas plazas de garaje en Valencia y participaciones, por herencia, en la nuda propiedad de cuatro inmuebles más. Moreno no adeuda un euro por préstamos.

Su compañero de partido Mario Flores lo iguala en propiedades inmobiliarias (cuatro viviendas, una de ellas unifamiliar, un local comercial y dos plazas de garaje al 100 %), y lo supera en cuanto a dinero en efectivo e inversiones en cartera de valores. 49.486 euros en cuentas corrientes y 702.950 euros en depósitos a plazo convierten al exconseller de Infraestructuras en un potentado. Hay que sumar más de 214.700 euros en acciones de una sociedad familiar, otros títulos y fondos de inversiones. Al igual que Moreno o que la inmensa mayoría de los parlamentarios, Flores no ofrece datos sobre el valor de los inmuebles. En realidad, casi nadie lo hace. Ciscar está entre las contadísimas excepciones de la Cámara Baja. Sus señorías no son nada prolijos en detalles. La popular Míriam Blasco, por ejemplo, ni siquiera declara si a lo largo de este año ha recibido algún ingreso por rentas de trabajo o empresariales o rendimiento de cuentas.

El exconseller Flores es de los que tiene bien cubiertos los riñones ahora que está en activo y para cuando se jubile. Tres planes de pensiones (por 105.408, 13.665 y 7.526) y una póliza de ahorro lo contemplan. La sostenibilidad del sistema público de pensiones quedó apuntalado con la última reforma ejecutada por el Gobierno de Zapatero, pero los diputados no parece que tengan una fe ciega. Ascensión Figueres (PP) declara 39.661 euros de un plan privado para la jubilación, además de 56.726 euros de sueldo en la Acadèmia de la Llengua. La socialista Inmaculada Rodríguez-Piñero tiene cuatro planes de pensiones por 71.776 euros. Posee, en gananciales, una unifamiliar, tres apartamentos, un loft en Madrid y una parcela de 800 metros.

Pajín da los 20 dígitos del banco

Quien fue cabeza de lista por Valencia tiene además 159.821 euros pendientes de pago por una hipoteca y 19.120 euros en el banco. Su grado de concreción es pobre, pero supera la media. Al menos detalla la superficie y los municipios de los inmuebles. Este año ha ingresado 114.488 euros. Lo que cobró como secretaria general de Fomento.

Leire Pajín opta por declarar el sueldo mensual como ministra (3.934 euros) y una hipoteca de 71.270 euros por su piso de Madrid. Con los 56.157 euros que tiene en cuentas y depósitos casi podría cancelar esa hipoteca. Pajín tiene, además, 32.707 euros en un plan de pensiones. Es la única diputada que escribe en la declaración los 20 dígitos de sus cuentas corrientes.

El alcalde de Morella, Ximo Puig, tiene pendiente de pago la mitad de un préstamo personal por 14.191 euros. Es de los pocos que tienen créditos personales. La popular Belén Juste, otra que se estrena, rompe la tónica de bajo endeudamiento. 369.000 euros debe por dos préstamos. Esa carga la compensan los 242.000 euros en depósitos, 22.000 a través de una Sicav, sociedad de inversión colectiva.

Entre los diputados con menos patrimonio destaca Ricardo Sixto, de Esquerra Unida. Declara la vivienda habitual, con una hipoteca de 47.000 euros, 5.000 euros en el banco y una motocicleta Kawasaki. Otro que se estrena en el Congreso es Joan Baldoví (Compromís), quien todavía no ha entregado la declaración de bienes y rentas, igual que los populares Vicente Ferrer o Federico Trillo, uno de los diputados en mejor posición económica.

Toni Cantó declara 27.750 ? de ingresos por su trabajo y 4 pisos

El actor Toni Cantó no está entre los parlamentarios valencianos en Madrid más acaudalados. Su hoja oficial de bienes y rentas no retratan desde luego a un pobre pero no sobresale como para situarse entre los más pudientes. Por su trabajo por cuenta ajena, el actor declara 27.407 euros y sólo 342 más por su labor por cuenta propia. Se suman 1.776 euros de rendimiento del capital mobiliario. Un piso en Baleares, otro en Madrid y su vivienda habitual son los tres inmuebles a su nombre, además de una casa en Canarias adscrita a su empresa. Tiene 50.000 euros en el banco y ninguna deuda. Cantó, que ha renunciado a dietas de alojamiento en Madrid, no declara ningún vehículo de su propiedad. El parque móvil de sus señorías no es especialmente suntuoso. El exconseller Flores es de los más motorizados. Una moto Honda, una Harley Davidson del 98 y un Audi A5 aparcan en su garaje. Belén Juste tiene un Mercedes CLK 280. Pajín no declara vehículo y Puig, un Ford Focus. f. a. valencia