De mujer fuerte de Camps a puente entre los gobiernos de España y la Comunitat Valenciana. Paula Sánchez de León sale del Consell de Fabra después de haber tenido una fructífera carrera en diferentes cargos de la Generalitat que se ha truncado este año con la dimisión de Francisco Camps, por el juicio de los trajes de la trama Gürtel.

Ahora, a priori, será observadora de excepción de todo aquello que continuamente reivindicó ante el Ejecutivo español cuando mandaba el PSOE y ella era portavoz del Consell.

Sánchez de León en ese tiempo fue algo así como un altavoz que repetía cada semana los agravios que para el PP perpetuaba el Gobierno de Zapatero sobre los valencianos: la falta del trasvase de agua, el mal sistema de financiación o el freno a infraestructuras como el Corredor Mediterráneo.

Doctora en Derecho y profesora ayudante entró en Presidencia de la Generalitat de la mano de Camps, quien la nombró asesora en julio de 2003. Fue secretaria autonómica de Relaciones con el Estado y Comunicación del Gobierno valenciano entre 2004 y 2007, cuando pasó a dirigir la Secretaría Autonómica de Cohesión Territorial. El siguiente ascenso le llegó en septiembre de 2008, cuando fue nombrada consellera de Justicia y Administraciones Públicas, y en agosto de 2009 asumió la Portavocía del Consell.

El último escalón lo había logrado con la reválida de Camps en las elecciones autonómicas del pasado 22 de mayo, cuando pasó a ser la primera vicepresidenta de la Generalitat y consellera de Presidencia, puesto en el que ha estado seis meses.

Pero no ha sido sólo en el aspecto institucional donde ha ocupado puestos de relevancia. En julio de 2010 Camps la designó coordinadora de la campaña electoral del PP valenciano. El éxito en los comicios lo conjugó con el cargo de diputada. Nacida en Valencia hace 46 años, afronta pues un nuevo reto político como delegada del Gobierno.