El empresario fugado y principal imputado en el saqueo de la depuradora de Pinedo, Jorge Ignacio Roca Samper, vendió su patrimonio de Barcelona y se marchó a vivir con su mujer y sus dos hijos a un pueblo del centro de Francia un año antes de que saltara el escándalo, según reveló a Levante-EMV uno de sus últimos clientes a quien, además, le ha dejado a deber dinero por su asesoramiento. La misma fuente explicó que Roca tenía negocios en Malta desde donde facturaba a sus empresas españolas. Esta sería la manera con la que habría conseguido sacar capital de España, sólo en 2010 671.000 euros, como ya reveló este periódico.

Roca, en busca y captura por el Juzgado de Instrucción número 15 de Valencia que investiga el saqueo a Emarsa y con causas pendientes en Zaragoza y Barcelona, residía junto a pareja sentimental y sus dos hijos pequeños en la localidad catalana de Santa Margarida de Montbull. Según uno de sus últimos clientes, a principios de 2009 decidió vender su vivienda en el municipio barcelonés y mudarse a una pequeña localidad del centro de Francia, según cuentan, «porque quería tener caballos, su afición favorita».

En esa época ya facturaba a Emarsa a través de dos empresas desde 2004. Hasta su mudanza a Francia había cobrado por el tratamiento de lodos en Pinedo 10.817.741 de euros con su firma Erwinin y 792.105,66 euros con Etwas. Pero uno de los mayores pelotazos lo dio a partir de septiembre de 2009 cuando empieza a facturar a la depuradora de Pinedo a través de su nueva firma Printergreen. Con esta mercantil en ocho meses consigue cobrar 3,1 millones de euros y sacar al extranjero casi 700.000.

Cabe recordar, como ya contó este periódico, que Printergreen era una firma dormida domiciliada en Igualada (Barcelona) y que hasta 2009 había sido una imprenta. Por 600 euros Jorge Ignacio Roca compra la marca a un empresario del municipio catalán y sin tener ni un sólo trabajador empieza a facturar a Emarsa. Entre septiembre de 2009 y abril de 2010, cuando se dejan de abonar los lodos por el escándalo, la firma fantasma cobra los mencionados 3,1 millones y consigue sacar de España unos 700.000.

Según uno de sus exasesores, que no quiso revelar su identidad pero que ya ha sido interrogado por el juez y la Agencia Tributaria, Roca tenía negocios en Malta. Según explicó, a través de empresas en el extranjero realizaba ventas a sus mercantiles que trabajaban para Emarsa. Esta práctica la avalarían los pagos SWIFT que realizó Roca a través de una cuenta de Printergreen y que ya publió este periódico. Una manera de sacar dinero el extranjero sin levantar las sospechas del fisco ya que la facturación se realizaba y figuraba en la contabilidad de las dos empresas. La misma fuente apuntó que faltaría saber si la compra de productos se realizó, aunque en el caso de las empresas que trabajaron en Pinedo no era necesario importar ningún tipo de material del extranjero.

Su familia no sabe dónde está

En algunas de las firmas de Roca que investiga la Justicia aparece como administradora o consejera su madre, María Carmen Samper Muñoz. El juez que investiga la causa la ha reclamado con el fin de indagar sobre el paradero de su hijo. Este periódico no ha podido localizar a esta mujer que reside en Zaragoza. Su hermana, que sí atendió la llamada de Levante-EMV, desconoce el paradero de su sobrino Jorge Ignacio ya que no ve a esta parte de la familia desde hace «más de treinta años». Como el fugado, toda su familia reside en la capital aragonesa.

Roca está imputado por el juez por presuntamente haber hinchado facturas y cobrado por servicios no prestados. En la actualidad se encuentra en paradero desconocido y con una orden de busca y captura. Roca, empresario catalán, también tiene causas pendientes en Barcelona y Zaragoza, donde tiene radicadas varias empresas. Este es uno de los empresarios que viajaron a Rumanía junto a constructores valencianos y rumanos a costa de la saqueada Emarsa. Las firmas con las que trabajó para la depuradora de Pinedo tenían como objeto social la compra-venta de vehículos y coches de lujo.