Alma Palau es la presidenta de uno de los colegios oficiales más jóvenes de la Comunitat Valenciana. Su tarea al frente del Colegio Oficial de Dietistas y Nutricionistas se divide entre defender la profesión y pedir una categoría profesional para los dietistas y nutricionistas y velar por una educación adecuada en colegios y centros sanitarios.

¿Qué funciones tiene el Colegio de Nutricionistas y Dietistas de la Comunitat Valenciana?

Sobre todo, proteger la profesión. Es una profesión muy joven (los primeros titulados son de 2004) y el colegio sólo existe desde hace dos años. Queremos conseguir que se cree una categoría profesional, porque aunque somos profesión sanitaria desde 2003, la conselleria de Sanidad no ha hecho nada por crear esa categoría. No ha movido un dedo y no ha hecho nada. También buscamos defendernos del intrusismo profesional. Todo el mundo quiere ser nutricionista: médicos, enfermeros, farmacéuticos... además de la llamada "paranutrición", como por ejemplo los herbolarios, que no tienen ni idea. Intentamos, además, actualizar la formación de los colegiados.

¿Qué cambia con la nueva Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición?

Con esta ley han hecho un compendio de todo lo que había sobre normativa sobre seguridad alimentaria, regular los aditivos, los alimentos genéticamente modificados... todo esto es muy antiguo. Con esta ley lo han agrupado y actualizado. Incluye la parte de nutrición y es la primera vez que el Gobierno español obliga a que la alimentación sea saludable sobre todo en los colectivos de riesgo, que serían los niños, las embarazadas, las mujeres durante la lactancia, los ancianos y los discapacitados. Además, regula la publicidad sobre los alimentos. Por ejemplo, prohíbe que haya famosos que publiciten alimentos que no sean sanos.

¿Es suficiente?

Es un buen marco. La conselleria tendría que asumir la responsabilidad de aplicarla. Hay que concretar mucho. Nosotros hemos pedido reunión con las consellerias de Sanidad, Agricultura, Educación y Bienestar Social. Llevamos pidiéndolas desde julio, y sólo nos ha contestado la Directora General de Discapacitados. Sanidad nunca ha querido saber nada de nosotros porque pensamos que tiene una presión muy fuerte de médicos, enfermeros o farmacéuticos, que son los de la casa de toda la vida, porque con la ley en la mano nos tendrían que apoyar más.

¿Se sienten minusvalorados?

Mucho. Muchísimo. Agricultura sí que nos valora. Hemos hecho proyectos con ellos para difusión de ámbitos saludables en colegios, pero este año por ejemplo nos han llamado para el tema del vino. En la pirámide alimentaria el ministerio ha decidido quitarlo, y como se piensa que eso puede afectar a las bodegas, nos han pedido que les apoyemos en la defensa del vino. No tenemos inconveniente. No nos parece perjudicial el consumo moderado de vino en absoluto pero tampoco nos parece que sea por donde haya que empezar. Hay cosas mucho más importantes, como todo lo comestible.

En la Comunitat se habla mucho de dieta mediterránea, pero ¿de verdad se aplica?

La realidad es que no. España es, de todos los países europeos, uno de los que menos aplica la dieta mediterránea. Todos los del centro de Europa y el norte comen mejor que nosotros. La Comunitat Valenciana no es la que come peor, pero no consumimos la dieta mediterránea, y eso que hacemos bandera de ella y no es cierto, no la aplicamos para nada. De hecho, hace nada salieron los datos de un estudio sobre obesidad infantil que, comparados con otros hechos hace dos años, desvela que el dato de obesidad no ha cambiado. El de sobrepeso sí, más en niñas que en niños. Esto nos dice que algo se ha hecho, claro, pero no se ha conseguido retroceder. Seguimos teniendo el mismo número de niños obesos entre 6 y 9 años que hace diez años. Los de ahora siguen teniendo malos hábitos.

Pero el problema de obesidad es tanto infantil como de adultos...

Sí, está claro, pero ese es problema de los políticos, que sólo quieren hacer campañas dirigidas a los niños porque se venden mejor y porque entienden, con razón, que cuidar a los niños del hoy es cuidar a los adultos del mañana. Piensan que atender a los mayores es llegar tarde. No deberían elegir entre unos y otros, sino atender a todos. En los niños la obesidad está en un 11%, y en adultos, en un 23%. Realmente el problema es de los adultos, más en los varones, además. Nosotros siempre les hemos vendido la idea de que cuidar la alimentación de los ciudadanos repercute en una sanidad pública más barata. Hay estudios que demuestran numéricamente el ahorro sanitario que supone incorporar al dietista-nutricionista en la plantilla del sistema de salud. Nosotros no estamos en la Seguridad Social y pensamos que de cara al ciudadano es una discriminación.