El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, aseguró ayer que la Comunitat Valenciana «no tiene que arrepentirse de nada» porque lo que se hizo «está bien hecho» y «no vale ahora cambiar el marco para analizar las cosas» ya que ahora es el momento de mirar al futuro y no al pasado, porque ahora son otros tiempos. Fabra se expresó en estos términos en la rueda de prensa celebrada para presentar en el stand que la C. Valenciana tiene en la Feria Internacional de Turismo, Fitur. Sus palabras se producen en un momento en que desde distintos ámbitos se están poniendo en cuestión las políticas llevadas a cabo en los últimos años y que, en buena medida, el propio jefe del Consell ha enmendado al entender que no son factibles en los tiempos que corren. Horas antes una entrevista radiofónica dijo que era consciente de la mala imagen que se proyecta de la Comunitat. Sin embargo, y quizás para aplacar a un sector del partido que opina que se está machacando la herencia de su antecesor anterior, Fabra puso ayer el acento en que las políticas del pasado han servido para convertir a Valencia en referente de «prosperidad y progreso» y contar con unas «infraestructuras» que son una «postal de modernidad» para el mundo.

Fabra coincidió durante su visita a Fitur con el presidente de la Diputación, Alfonso Rus, dos días después de que éste se quejara en la reunión de la junta directiva regional de que Génova no defiende a la C. Valenciana cuándo se le trata como si fuera Guinea. A ambos se les vió en un tono distendido desprovisto de las tensiones que se viven en el partido.

Sobre la propueta de Cristobal Montoro de exigir responsabilidades penales a los gestores púlbicos, Fabra defendió a los políticos: «Son gente responsable», indicó y añadió que sólo se les pide que sean consecuentes. No con Montoro, sino con el ministro de Economía, Luis de Guindos, se reunió el miércoles en privado para tratar de concretar las medidas de alivio financiero.