Un experto en el sector financiero, en concreto en las empresas de capital de riesgo, y sin experiencia alguna en la política ni en gestión pública será la nueva esperanza blanca del Consell que preside Alberto Fabra para sacar a la Generalitat de la difícil situación económica en la que se encuentra. Máximo Büch Torralva, nacido en Valencia hace 53 años, aunque de origen alemán, será el nuevo conseller de Economía e Industria después de que tal como avanzó Levante-EMV en su edición de ayer, Enrique Verdeguer, se marche a Madrid para ocupar la presidencia del Adif.

El consejo de ministros aprobó ayer el nombramiento de Verdeguer, casi al mismo tiempo en que el Consell se reunía en sesión plenaria. Fabra ya tenía entonces el nombre de su sustituto, pero esperó a que la designación de Verdeguer fuera oficial para comparecer ante los medios de comunicación. La marcha de Verdeguer, esperada desde hace tiempo ya que era conocido su deseo de regresar a Madrid, ha obligado a Fabra a remodelar su gabinete en un momento critico -los impagos se extienden por la Generalitat- y dos semanas después del abrir su primera crisis cuando mandó a Paula Sánchez de León a la delegación de Gobierno y situó en su lugar en la vicepresidencia, a José Ciscar.

Fabra, que heredó a los consellers elegidos por su antecesor Francisco Camps, no ha querido aprovechar la marcha de Verdeguer para hacer una remodelación más amplia. Eso sí, su nuevo fichaje no responde a cuotas territoriales ni de partido. "Como siempre, he escuchado a varias personas antes de tomar la decisión", apuntó Fabra al ser preguntado sobre si el nombre del próximo conseller de Economía se había consensuado previamente con los empresarios.

Büch es un auténtico desconocido en el PPCV y en el ámbito de la Administración valenciana. Según las fuentes consultadas, está bien relacionado con la cúpula empresarial y altos directivos, pero no se le conoce afiliación ni participación en actos públicos o de partido. A partir del próximo lunes, día en que tomará posesión de su nuevo cargo, Büch tiene junto al conseller de Hacienda, José Manuel Vela, el difícil reto de encauzar unas cuentas lastradas por la crisis, la deuda y la falta de liquidez.

Si ya Verdeguer carecía de hipotecas políticas, el perfil de Büch se acerca mucho más a la de un tecnócrata. El propio Fabra admitió en su comparecencia ante los medios que había buscado un perfil técnico y subrayó el carácter emprendedor y el conocimiento de los mercados financieros de este ingeniero industrial, cuya experiencia profesional se ha centrado en el complejo mundo de la captación de inversiones para reflotar empresas en quiebra o apoyar planes de expansión. En el último año y medio Büch trabajaba en Boyden Internacional Search Consultants, firma dedicada a la caza de talentos para empresas y negocios privados.

Büch aterriza en un departamento que tiene pendiente el adelgazamiento del sector público, un proceso que implicará despidos y que precisará alguien a quien no le tiemble el pulso a la hora de meter la tijera. Pero también será necesaria una persona capaz de negociar con el Gobierno de Rajoy en un momento en que las vías de financiación abiertas están pendientes de concreción. Fabra se vio el miércoles con el ministro Luis de Guindos, una reunión en la que se habló del relevo en Economía.

Verdeguer, que compareció junto con Fabra ante los periodistas, dijo que se iba con un sabor agridulce por no haber concluido su proyecto. Lo cierto es que apenas ha estado seis meses al frente de la conselleria y se va cuando la situación sigue siendo crítica. En su breve despida, tuvo palabras de elogio hacia Fabra y altos cargos, pero no mencionó a Camps, quien lo trajo a la Comunitat Valenciana.