Un desconocido suplantó anteayer a una empresa autorizada de recogida de aceites de fritura y robó un bidón de 50 litros de aceite usado de un bar de Burjassot. El individuo llegó al Bar Musical de Burjassot a media mañana, habló con el dueño y le dijo que venía a recoger el aceite usado —tal como hace periódicamente la empresa Cenresa— porque así lo había convenido hace una semanas con su esposa, que también atiende el bar. «Al decirme eso, le presté una carretilla, porque él no llevaba, y cargó el bidón lleno de aceite en su furgoneta para luego cambiármelo por un bidón vacío. Cuando le dije que tenía que entregarme el resguardo de la retirada del aceite y darme algo más, es decir el dinero, me dijo que iba a la furgoneta a por ello. Todavía lo estoy esperando…», cuenta con ironía y resignación Carlos, el dueño del bar.

Este robo podría quedarse entre la nota curiosa de sucesos y un ejemplo más de la picaresca aparejada a la crisis. Sin embargo, el hecho tiene mayor alcance. Saca a la superficie un interesante fenómeno soterrado: la revalorización del aceite de fritura usado, el nuevo oro verde del medio ambiente, por ser la materia prima con la que se elabora el biodiésel, el combustible verde de moda para los coches, que con él emiten un 30% menos de CO2 y un 40% menos de humos en comparación con el gasóleo A.

Los bares, restaurantes y servicios de cocina de hospitales o colegios deben acreditar ante la Generalitat que su aceite de fritura es retirado por empresas gestoras autorizadas para ello, puesto que un litro de aceite vertido por el sumidero puede contaminar más de mil litros de agua (según cálculos de la Politécnica). En cambio, si se recicla el aceite usado, se aprovecha el 80% (el resto es agua e impurezas) para elaborar biodiésel. «Hasta hace un par de años, las empresas venían, recogían el aceite usado y habías de darles las gracias. Ahora, en cambio, el aceite se vende al mejor postor. Hay gente que te ofrece 10 euros por el bidón, o 15 euros, o te lo compensan regalándote desengrasante. ¡Es la guerra del aceite!», explica Gloria Ruiz, copropietaria del Bar Musical de Burjassot.

El «mercado negro» del aceite

Pero en esta batalla hay gente que trabaja con armas desiguales. Porque a las empresas gestoras autorizadas para el reciclaje de aceite les ha salido una competencia ilegal. Se trata de las furgonetas que, sin autorización administrativa, pasan a recoger el aceite por los establecimientos que generan grandes cantidades. Después lo venden a las empresas autorizadas de reciclaje. «Esa gente, que ha proliferado mucho, ofrece hasta 25 euros [o,50 €/litro] por un bidón de 50 litros de aceite usado, porque ni pagan Seguridad Social ni impuestos», explica Orlando Acevedo, portavoz oficial de la empresa Cenresa, la firma pionera en la Comunitat Valenciana en la recogida de aceite y su posterior reciclaje para después venderlo a a las industrias que elaboran biodiésel. En su empresa se llega a pagar hasta 20 euros por la retirada del bidón de aceite. «El margen de beneficio no da para más», señala Orlando.

Los precios pueden sorprender a más de uno. De media, las empresas de reciclaje pagan entre 30 y 40 céntimos de euro por litro de aceite usado, y lo venden a alrededor de 70 céntimos a los fabricantes de biodiésel tras el correspondiente proceso de filtrado y decantación.

Obviamente, las ganancias aumentan con los robos, pues éste de Burjassot no sería el primer caso. «A nosotros nos fuerzan los contenedores que tenemos en las calles para robarnos el aceite que la gente ha depositado allí», revela el portavoz de Cenresa.