La absolución del expresidente Francisco Camps en la llamada causa de los trajes ha desatado un nuevo tsunami en las filas populares al abrirse una nueva vía de agua al ya de por sí frágil liderazgo de Alberto Fabra. El propio Camps, centro de todas las miradas, no quiso ayer despejar las dudas que desde algunos sectores del partido se ha alimentado sobre su futuro político una vez declarada su no culpabilidad por un jurado popular. "¿Quisiera volver a ser presidente de la Generalitat?". La pregunta formulada a primera hora de la mañana por el periodista Carlos Herrera en Onda Cero no obtuvo respuesta alguna. "Ya le digo que hoy es día de agradecimiento. Eso es ya entrar en el terreno político y me gustaría dejar el día de hoy en el aspecto estrictamente personal", contestó el expresidente. "Pero me lo co ntará algún día?, insistió el periodista. Camps volvió a tirar balones fuera: "Lo que si le puedo decir es que ha sido una etapa preciosa". No se dio por vencido el informador y volvió a la carga: "¿Cree que está usted amortizado en política?". "Ya le digo que yo hablo desde el punto de vista personal hoy", señaló Camps.

La calculada ambigüedad sobre sus planes de futuro o simplemente el silencio fue la respuesta que también se encontraron los otros pocos periodistas que ayer pudieron entrevistarlo. En la Cope se repitieron las evasivas. "¿Va a volver a la política o lo va a dejar?". Fue la pregunta. "Esta mañana es agradecer a todo el mundo lo que he sido, que me hayan apoyado"; la no respuesta. También hubo evasivas en el encuentro con la prensa que lo esperaba a la salida del pleno del Consell Jurídic Consultiu al que asistió en su calidad de miembro nato. A la pregunta de si había pensado qué va a hacer con su futuro político, indicó: "no, muchísimas gracias, de momento agradecerle a todos los que han estado apoyándonos en estos días tan complicados". "¿Le gustaría volver a la primera línea de la política?", se le insistió. "Bueno, muchísimas gracias, muy amables", zanjó el expresidente.

Seis meses después de verse forzado por Génova a dejar el cargo para defender su inocencia en el juicio tras ganar unas elecciones con mayoría absoluta, Camps, que ahora más que nunca se siente víctima de un ataque político y judicial, no pudo o no quiso cerrar la controversia generada respecto a su absolución.

Ahora bien, el nuevo PPCV que preside Alberto Fabra y la dirección nacional son conscientes de que el veredicto ha alimentado no ya tanto los posibles anhelos del expresidente, sino, principalmente, el descontento interno al nuevo líder. De ahí que el día después del veredicto estuvo marcado por declaraciones para poner en valor su figura, pero en las que se dejaba claro que la vuelta a la primera línea política en la Comunitat Valenciana es poco más que una quimera. El presidente Alberto Fabra, que convocó a los periodistas al Palau de la Generalitat, aseguró que la "rehabilitación" ya se ha producido y abogó por que se tomara un "periodo de descanso". "¿Le devolverá el cargo, ahora que lo han absuelto?", le cuestionó un periodista en un momento de la comparecencia. Fabra se limitó a sonreir, mientras negaba con la cabeza. Un par de horas después, la posición de Génova era fijada por el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons. "El expresidente de la Generalitat ya está rehabilitado; no hay nada que rehabilitar porque el PP nunca lo inhabilitó", manifestó quien otrora fue conseller de Camps. Para González Pons, el exjefe del Consell ya está "en la primera línea" e ironizó con el hecho de que, de no ser así, él no estaría rodeado de micrófonos.

Pero no sólo la dirección nacional del PP o el presidente Fabra cerraron la puerta a una posible vuelta de Camps o a un hipotético intento de tutelaje de la nueva etapa. El entorno más cercano al expresidente también le aconsejó ayer públicamente unas vacaciones. El presidente de las Corts, Juan Cotino, una de las personas más cercanas a Camps le recomendó "un año sabático"; mientras que la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, pieza clave del campsismo, le reconoció su derecho a "reivindicarse políticamente", aunque con la advertencia de que "el agua de los ríos nunca vuelve atrás". Otras fuentes cercanas al expresidente se mostraban convencidas de que Camps no intentará ninguna maniobra política contra Fabra y que por deseo suyo y de su familia pensará en un destino desprovisto de la presión que le ha acompañado durante tres años.

Con todo, sean cual sean sus intenciones, lo cierto es que el veredicto ha dado nuevos bríos a los que por una razón u otra no se encuentran a gusto con el liderazgo de Fabra. "Si Camps quiere volver tiene todo el derecho", indicaba ayer uno de sus afines que advertía de que el expresidente sigue manteniendo una importante cuota de poder tanto en la Generalitat, como en las Corts como en el partido. Algunas voces en el PP subrayaban la incapacidad de Fabra para liderar un solución ante el escenario de incertidumbre generado con la absolución de Camps. En opinión de este sector del partido, el presidente debería haber negociado ya con su antecesor una salida. Además, se le reprocha el haber renegado de la herencia de Camps y no haber sabido poner en valor una etapa, en la que él fue protagonista en parte como alcalde de Castelló y cargo en el PPCV. Sin ir más lejos, hace tan sólo una semana en la junta directiva regional el presidente de la diputación de Valencia, Alfonso Rus, se quejó de mala imagen que, en su opinión, se estaba proyectando de la C. Valenciana.

Senador o embajador

Las incertidumbres también se han instalado en Madrid. En la capital, algunos dirigentes populares expresaban en privado su convencimiento de que el exjefe del Consell tratará de recuperar la presidencia. También se elucubraba sobre tres posibles destinos: senador por designación de las Corts, un cargo de importancia en Génova o una Embajada, en concreto, el de la Santa Sede. Desde el entorno del presidente Fabra se apuesta por que la solución vendrá desde Madrid y probablemente de la mano de la empresa privada. Según otras fuentes, Rajoy y Camps ya tienen hablado su destino, pero apuntan que la incógnita no se resolverá a corto plazo. La solución se antoja complicada. Al margen de la causa de los trajes, que es recurrible, el escándalo Gürtel supone una mancha difícil de borrar que, además, coincide en un momento en que su gestión al frente de la Generalitat está en entredicho debido a la situación de quiebra de las arcas públicas.

Castedo moviliza a los críticos con Fabra

La paz interna en el PP de Alicante que en la nueva etapa de Alberto Fabra parecía haberse consolidado se resquebraja. Algunas voces del PP atribuyen a la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, movimientos para reagrupar a los descontentos con Fabra y que, paradójicamente, son los campsistas que no quedaron contentos con la solución de consenso que se dio tras la salida de Joaquín Ripoll. Aunque Fabra cuenta con apoyos sólidos procedentes del campsismo, entre ellos Adela Pedrosa, y del ripollismo, pero otros dirigentes se han alineado con Castedo. La también diputada, acosada por Brugal, teme ser sacrificada. El martes Fabra acudirá a la reunión del PP en la provincia.