«A mí me van a reducir entre 300 y 400 euros, voy a tener que atender a más gente en menos tiempo, van a reducir el material de trabajo... Hoy he venido aquí simplemente para reivindicar mis derechos». Àngels López era una de las cerca de 100.000 personas, según los organizadores, que colapsaron el centro de Valencia para mostrar su rechazo contra los recortes sociales aprobados por el Consell el mes pasado.

La manifestación de ayer fue convocada por los cinco sindicatos mayoritarios de la Comunitat, UGT, CC OO, C-SIF, Intersindical Valenciana y FSES. Para la pancarta que iniciaba la marcha eligieron el lema de «No a les retallades en els servéis públics. Depuració de responsabilitats en el Consell». Al final de la marcha, los organizadores concretaron el mensaje: «Pedimos que dimita el conseller de Hacienda y Administración Pública José Manuel Vela por ser el responsable de los presupuestos»

Los recortes en educación, sanidad y en el resto de servicio públicos centraron el sentir de los manifestantes que avanzaban poco a poco desde la plaza de San Agustín. Tijeras tachadas, cruces por la muerte de la educación pública y cientos de cánticos en contra del Consell se pudieron ver durante toda la tarde de ayer. No obstante, la manifestación tuvo un protagonista sorpresa: Francisco Camps.

La absolución, el día anterior, del expresidente del Consell encendió el ánimo y el ingenio de muchos de los manifestantes. Quiso el destino que la marcha transcurriera por delante de su residencia, lo que elevaba automáticamente los gritos y las protestas de quienes pasaban por ahí. «¿Dónde está el tique?» o «Culpable, culpable», fueron algunos de los cánticos que se pudieron oir. Miembros de la Confederación General de Trabajadores (CNT), incluso, soltaron bajo el balcón de Camps una decena de globos negros.

A lo largo de la manifestación era fácil encontrar a gente debatiendo sobre si había más o menos gente que el sábado pasado, cuando también alrededor de 100.000 personas salieron a la calle, en este caso, para defender el modelo de educación pública. Datos aparte, lo que sí queda patente es que las céntricas calles de Valencia se han acostumbrado a ver marchas multitudinarias. «La verdad es que nos estamos acostumbrando. Es día sí, día también. Además es que siempre es mucha gente». Antonia Mato, dueña de uno de los quioscos de flores de la plaza del Ayuntamiento, tiene una posición privilegiada para observar cada una de las manifestaciones.

Esta valenciana no era la única sorprendida. Gustavo , un turista de la italiana ciudad de Forli, prestaba atención a las rimas de los manifestantes sin saber por qué protestaban. «Ah, entonces es lo exactamente lo mismo que en Italia. Allí casi todos los días hay alguna manifestación, sobre todo en Roma». La marcha acabó en la plaza de la Virgen, donde los sindicatos leyeron un manifiesto unitario. Unas pocas gotas lluvia amenazaron con dispersar a los concentrados, pero sólo fue un susto y la gente llenó completamente la plaza de la Virgen. La periodista Xelo Miralles actuó como portavoz y aseguró que el decreto del Consell supone «un 25% menos de personal interino en los diferentes sectores. «Consideramos necesaria una respuesta dura de la ciudadanía», subrayó Miralles.

La protesta de ayer parece que no será la última puesto que los cinco sindicatos anunciaron que hoy se reunirán para preparar la segunda ronda de manifestaciones. Antonia, la florista, lo tenía claro sin necesidad de escuchar el aviso: «Esta no será la última manifestación que vea pasar por aquí. Seguro».