De regantes, de municipios, de bienestar social, de cultura, de recuperación económica, de turismo y así hasta un sinfín de apellidos para sacar provecho de la unión de las poblaciones. Un engranaje social, económico, solidario y político de los años ochenta y noventa orquestado para mejorar la gestión y reducir gastos, sobre todo en los pueblos más pequeños.

Las mancomunidades de municipios son una fórmula que ahora está en boca de todos. «Si los ayuntamientos tienen crisis económica que se unan entre ellos. Sobran administraciones públicas pequeñas», se lee en la prensa en los últimos meses. ¿No es acaso esa proclama reciente una clara reivindicación de las mancomunidades? Podría serlo, pero la experiencia de muchos años en diferentes comarcas ha propiciado resultados desiguales. Si bien algunas plataformas de servicios han funcionado, en otros casos las rencillas políticas por controlarlas han dado al traste con su labor y han convertido varias entidades en agencias de colocación de cargos políticos. Un caso semejante al de las diputaciones pero a escala menor. De hecho, ahora los entes provinciales también sufren los efectos de la crisis por la falta de financiación y reclaman a la Generalitat que asuma las competencias o las pague; y esta exige ayuda al Gobierno de España, que a su vez busca un salvavidas en Bruselas. No hay más que recordar la reunión del 24 de diciembre de 2004 en Gandia, en la que presidentes de las mancomunidades de la Safor, Camp de Túria, l’Horta Sud, la Hoya de Buñol-Chiva, la Ribera Baixa, la Vall d’Albaida, la Tierra del Vino, la Ribera Alta y la Serranía pidieron de manera conjunta a la Generalitat que pagara sus deudas.

EL CAMPS DE MORVEDRE

Esta comarca cuenta con dos mancomunidades que agrupan a todos sus municipios, a excepción de Sagunt, Canet d’En Berenguer y Segart. En les Valls -Faura, Benifairó, Quartell, Quart y Benavites-, los ayuntamientos cumplen regularmente con sus cuotas para la recogida de basura y la atención social, aunque otros proyectos que se venían gestando han quedado paralizados por la crisis. En ese caso se encuentran el fomento conjunto del turismo o la utilización de herramientas comunes para diversificar los recursos y el mapa laboral en la subcomarca. En cualquier caso, el cierre «sin deudas» de 2011, según explica el presidente de la Mancomunitat de les Valls, Antoni Gaspar (PSPV), mantiene el optimismo sobre la viabilidad y utilidad de este organismo supramunicipal.

En la Baronia, mientras, los impagos de algunos consistorios sí son motivo de preocupación hasta el punto de plantear el ingreso mensual de la cuota para no tener problemas de liquidez, una idea que no ha gustado a todos. «Tiramos hacia adelante -explica el presidente de la mancomunidad, Filiberto Prats (PP)- porque los alcaldes han mostrado su interés en mantener y ampliar los servicios compartidos».

Al margen de proyectos de futuro como la policía común para Gilet, Estivella, Albalat dels Tarongers, Algímia d’Alfara, Petrés, Torres Torres, Algar de Palància y Alfara de la Baronia, la entidad supramunicipal está pendiente de los cerca de 65.000 euros que adeudan los dos principales ayuntamientos de la subcomarca, Gilet y Estivella. Informan C. M. y M. R.

EL ALTO PALANCIA

La Mancomunidad del Alto Palancia cuenta actualmente con una deuda de más de un millón de euros según apuntó hace dos meses la actual presidenta popular, M.ª Teresa Gonzalvo. Una situación difícil para los 16 pueblos que la forman. La falta de pago y entrada de subvenciones, así como la financiación por parte de algunos consistorios la han colocado «en una situación límite».

Gonzalvo anunció en su día que la entidad cuenta con un remanente de tesorería en contra de 333. 837 euros, más una póliza de 150.000 euros, así como con una deuda con la empresa encargada de la gestión de las basuras de 500.000 euros y una deuda con la entidad encargada de la recogida de enseres de 22.000 euros.Tras las últimas elecciones municipales y después de más de 20 años en manos de gobierno socialista, la Mancomunidad palantina pasó a manos de los representantes del PP. Después de que saliera a la luz la intención de suprimir las mancomunidades, la presidenta de la entidad destaca «la gravedad» que supondría que se cerrasen estas entidades alegando que desde las mismas se dan servicios a pueblos pequeños que, de otra manera, sería imposible que recibiesen. Por su parte, Gonzalvo resaltó que solo por el excelente trabajo que se está desarrollando desde la mancomunidad en materia de servicios sociales se debe apostar por salvarlas. «Desde la mancomunidad con mucho menos personal y más ahorro atendemos a muchos dependientes de todos los municipios que están dentro», apuntaba en su día. Informa Ana Soneja.

L'HORTA

Los 10 ayuntamientos que forman la Mancomunitat de l’Horta Nord debían, a 1 de diciembre de 2011, 1.578.357 euros a esta entidad supramunicipal que gestiona, entre otras cosas, la recogida de los residuos de las localidades que la forman o los servicios sociales de la mayoría de sus ciudadanos. Por culpa de esta deuda (el 42% del total que deberían haber aportado los consistorios), la Mancomunitat no pagó en todo 2011 los servicios de Agricultores de la Vega (SAV), encargada de la gestión de los residuos. El presidente de la Mancomunitat (y alcalde de Albalat) José Rafael Tamarit aseguró que los alcaldes están haciendo «todos los esfuerzos» para ponerse al día con la institución «y existe un compromiso por su parte para acelerar los pagos». Eso no evitó que iniciase su mandato reuniéndose con los regidores de los pueblos más morosos. Esta deuda -que corresponde al 42% del presupuesto de la institución- obligó al gobierno de la Mancomunitat a contratar una póliza de crédito de 750.000 euros, y de ellos ya se han dispuesto más de 520.000. «Esta póliza -advirtió en diciembre el representante de Compromís Enric Carbonell- generará un pago de intereses de unos 20.000 euros. Un dinero que proviene de casi 76.000 vecinos y que se tiene que pagar porque sus ayuntamientos no cumplen».

En la Mancomunitat de l’Horta Sud la situación parece ser la contraria y, al menos de momento, puede presumir de pagar al día a sus proveedores. Así, cuando la alcaldesa de Aldaia Carmen Jávega (PP) obtuvo la presidencia, su antecesora, la socialista Empar Navarro, le dejó como herencia una única factura pendiente por el servicio de préstamo de bicicletas. Informa Voro Contreras.

LA COSTERA-LA VALL D'ALBAIDA

Las cifras de la deuda que arrastran las mancomunidades de la Vall d’Albaida y la Costera-la Canal son un secreto que ningún dirigente se atreve a desvelar. Eso sí, Vicente Dubal, presidente de ésta última, sostiene que su entidad «no es de las que más endeudadas están», un grupo en el que sí que entraría su homóloga de la Vall. El Síndic detectó un déficit anual de 1,7 millones en la entidad que agrupa 34 poblaciones, fruto de los impagos de los municipios miembros en la tasa de recogida de basuras. Un pasivo que llegó a amenazar el servicio.

Por otro lado, en la Mancomunidad de la Costera su presidente admite que varios municipios no están al día en el pago. El dirigente está pensando poner en marcha un servicio de grúa mancomunado, que generaría beneficios para el organismo y liberaría de carga a los ayuntamientos. También podría hacerse cargo de la gestión de las multas de tráfico de los municipios integrantes. Para Vicente Dubal, las mancomunidades «son más importantes que nunca», y está convencido en su importante labor para «llegar donde no llegan los ayuntamientos en época de crisis». Informa S. Gómez.

La Taula del Sénia, 27 municipios de Aragón, Cataluña y Valencia

La Mancomunitat de la Taula del Sénia es un ejemplo de la colaboración entre municipios de diferentes autonomías, municipios con una cultura y una lengua similar. Sus objetivos son conseguir una mayor y mejor coordinación entre las administraciones, y con ello las inversiones necesarias.

Otros nexos comunes entre los 27 municipios que la integran, principalmente los de interior, son su nivel de renta, la emigración de los jóvenes y el envejecimiento de la población. La lejanía de los centros de poder, sumada al déficit de infraestructuras, han propiciado esta realidad más negativa. El territorio que abarca la mancomunidad se sitúa alrededor del río Sénia y del macizo de Els Ports y cuenta con 117.000 habitantes.

Los municipios que la integran son 27, de los cuales 15 son valencianos (entre ellos Vinaròs, Benicarló y Morella, entre los más significativos). Hay nueve catalanes y tres aragoneses. Hasta la fecha la mancomunidad no ha tenido ningún problema que haga peligrar su estructura, todo lo contrario ya que recientemente se han sumado los dos municipios que hacían falta para completar el llamado Territorio del Sénia. El actual presidente es Marcelino Domingo, alcalde de Benicarló por el PP, un cargo que se renueva cada año. Con anterioridad han ocupado el puesto los alcaldes de la Sénia, Ulldecona, Beceite, Vallibona y Vinaròs por dos veces.

Los gobiernos de los municipios tienen un color político muy variado, como socialistas (PSPV, PSC y PSA), PP, ERC, CiU, PAR y PSD. El presupuesto para este año es de 5.225.251 euros, ligeramente inferior al de 2011, aportando cada municipio una cantidad en base al número de vecinos, aunque la mayor parte del mismo procede del Gobierno central a través de proyectos de desarrollo rural. juan josé benito vinaròs

Las mancomunidades de la Ribera recortan sueldos y retribuciones

­Las mancomunidades de la Ribera estrenan 2012 con recortes en los sueldos y retribuciones de sus cargos. El presidente de la Mancomunitat de la Ribera Alta, Cristóbal García, sacó adelante el miércoles con unanimidad su propuesta de reducir un 91% los pagos. De 44.400 euros en 2011 a solo 4.000 en 2012. Además, el ente ha conseguido rebajar la cuota que pagan los municipios un 11,35%. Esto es posible gracias a la reducción de gastos, además de en pagas, en publicidad o en actividades culturales y deportivas, entre otras cosas.

Sigue pendiente el pago por parte del Consell del millón de euros que debe por subvenciones y programas. Por contra, los municipios ya han abonado 150.000 euros en los últimos meses, lo que ha reducido la deuda de los ayuntamientos a 500.000 euros. Y la diputación «va pagando», dice García.

Aunque la Mancomunitat de la Ribera Baixa todavía se encuentra estudiando los presupuestos del 2012 una cosa está ya clara: sus cargos políticos no cobrarán y, probablemente, también desaparezcan las asistencias que ya de por sí eran simbólicas. Es la hoja de ruta que ha trazado el presidente, Joan Baptista Ferrando, quien además de la crisis económica afronta el inicio del año con la dificultad añadida del abandono de Cullera -que deja una deuda cifrada en alrededor de 400.000 euros- más los problemas de pago que arrastra Llaurí.

Dificultades en tesorería

Los problemas detectados en tesorería obligarán a romper otra de las reglas de oro que hasta ahora había mantenido la Mancomunitat de la Ribera Baixa: no pedir créditos a las entidades financieras. Ferrando reconoció ayer que con toda probabilidad deberán pedir una póliza de crédito «para poder pagar a tiempo a los proveedores». «Yo no soy partidario, pero no quiero dilatar los pagos», relató.

«Hasta ahora hemos llevado al día las facturas pero últimamente hemos tenido alguna pequeña dificultad, poco importante, pero no me hace gracia que tengan que esperar», apuntó el presidente del organismo. Informa: Teresa Juan-Mompó-S. Vives

El consorcio para crear empleo en la Marina Alta se asfixia

En tiempos de crisis, la cultura se lleva la peor parte. La Mancomunitat Cultural de la Marina Alta (Macma), creada en 1997 y un referente a la hora de impulsar ciclos comarcales y hacer posible que las actividades lleguen a los pueblos más pequeños, está tiesa y peligra su viabilidad económica. Cerró el pasado año con ingresos pendientes de 185.000 euros. Esa cantidad es incluso mayor que el presupuesto, de 100.000 euros, para 2012. Los ayuntamientos tardan una eternidad en hacer efectivas sus aportaciones.

La continuidad de la Macma está supeditada a que los consistorios y la Generalitat salden cuanto antes sus deudas. Desde luego que esta mancomunidad ha puesto ahora mucho de su parte para reducir gastos. Ya no se edita la guía cultural comarcal, pese a que se había convertido en un medio obligado de consulta para saber todas las citas culturales. El tijeretazo en el presupuesto es del 40 % (de 167.000 euros se ha recortado a 100.000). Además, se ha reducido la cuota por habitante (de 0,48 a 0,25 euros) que deben pagar los 33 municipios de la comarca que forman la Macma.

Otro organismo comarcal en crisis es el Creama (Consorcio para la Recuperación Económica de la Marina Alta). La asfixia viene de los impagos del Servef (conselleria de Educación, Formación y Empleo). El Poble Nou de Benitatxell ha abandonado ahora este consorcio porque se ha marcado como prioridad recuperar su casi inexistente tejido económico local. Otros pueblos también se enfrentan a ese dilema. Los sectores económicos locales están tan tocados que ese ambicioso objetivo de hacer comarca es una entelequia. Creama se fundó en 1994 y forman parte de él los ayuntamientos de Benissa, Calp, Dénia, Gata de Gorgos, Xàbia, Ondara, Pedreguer, Teulada-Moraira, el Verger y Pego.

La Vall de Pop

Sin embargo, las mancomunidades más pequeñas parecen llevar mejor la crisis. Incluso se crean nuevos vínculos. Ahora, la Mancomunitat de la Vall de Pop, que reúne a varios municipios del interior de la comarca, se ha aliado con Benissa y Teulada-Moraira para aunar promoción turística y crear una oferta conjunta de turismo de mar y montaña. Informa: Alfons Padilla.