Con lágrimas contenidas y emociones contrapuestas entre la rabia y la alegría. Estas son las sensaciones que vivieron ayer en el cementerio municipal de Segorbe los nietos de cuatro fusilados del franquismo al recibir las urnas con los restos de sus ancestros, exhumados el pasado julio de una fosa común. En esta primera fosa de la dictadura que se excava en Castelló yacían el alcalde de Gátova durante la Guerra Civil y dirigente de Izquierda Republicana (IR), Cipriano Esteve; el segorbino Vicente Martínez, de 62 años y también de IR; Bernardino Martínez, de 40 años y de Gátova, así como el presidente del Comité Revolucionario de Teresa, Tomás Maicas, obrero de 40 años. Fueron ejecutados en 1939 en Segorbe.

Los descendientes de tres de estas cuatro víctimas del franquismo - Vicente Martínez permanecerá en el cementerio de Segorbe- portaban entre sus manos las urnas con los restos de sus abuelos y abandonaban el camposanto segorbino rumbo a sus lugares de origen, donde reinhumarán los restos en una tumba debidamente identificada.

El coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria, Matías Alonso, que ha prestado apoyo a las familias, destacó que la identificación "ha sido muy difícil por el estado de los huesos". Tanto la exhumación como la identificación de los restos, que se ha logrado en todos los casos, ha sido acometida por el único equipo valenciano especializado en arqueología forense, el Grupo Paleolab, y financiada por el anterior Gobierno socialista en el marco de la Ley de la Memoria.

Especial ha sido el caso de Isabel Martínez, nieta de Bernardino Martínez que hasta última hora no sabía si podría llevarse los restos de su abuelo hasta Paiporta debido a la falta del papel de conselleria que permitiría el traslado.

"Esto es un problema para mi"

El descontento de Isabel era evidente. Según explica, el compromiso inicial que desde todas las partes se había adquirido "no se ha cumplido". "Me dijeron que no tendría que preocuparme de ninguna gestión y ni aportar ninguna cuantía económica, sin embargo, y si no se soluciona la situación ahora me piden dinero por enterrarlo en Paiporta junto a mi abuela y trasladarlo", añade. "Esto al final se ha convertido en un problema para mi familia y para mí", matizaba. En principio la idea de Isabel era dejar a su abuelo en Segorbe. Por ello no solicitó inicialmente el traslado, pero al saber que no podría dejarlo en la misma fosa común, decidió inhumarlo con su abuela. Tras la llamada a conselleria desde el mismo cementerio y la llegada de un fax autorizando el traslado, Isabel pudo llevarse la urna con los restos.

Éste no ha sido el único contratiempo, pues la oposición de los descendientes de uno de los represaliados a la apertura de la fosa común retrasó la excavación hasta que las cuatro familias lograron llegar a un consenso.