Son las doce de la mañana del sábado. Dos niñas pequeñas se acercan hasta el director de un colegio de Valencia. Inocentes, tranquilas, cómo si estuvieran jugando. Le preguntan: ¿Dónde podemos tirar esto? y apuntan a dos cubos que rebosan agua sucia y a duras penas pueden sostener. El docente las atiende tranquilo y les señala una fuente y un sumidero cercanos, donde algunos padres están limpiando el patio. Sonrientes, asienten y siguen su camino.

La escena no pertenece a una película o un anuncio de fines sociales. Ni a una actividad extraescolar ideada para fomentar la limpieza en las aulas. Forma parte de la dura realidad que atraviesa el sistema público educativo en la C. Valenciana. Los recortes ahogan el sector y los padres han decidido decir basta. Se han cansado. Así, la Asociación de Madres y Padres (AMPA) del colegio público Cervantes coordinó ayer una acción reivindicativa de protesta ante las insalubres condiciones en las que viven día tras día los 630 alumnos del centro. El ayuntamiento ha recortado la contrata de limpieza y las instalaciones presentan con frecuencia condiciones insalubres. Así lo relató ayer Arturo Martínez, uno de los progenitores que apostó por pasar su jornada matinal del sábado limpiando el centro donde estudian sus descendientes. "Mi hijo me ha dicho varias veces que no quiere ir a los lavabos del colegio porque están asquerosos y he venido a ver qué pasa", relató.

El servicio de limpieza depende del ayuntamiento, que este año ha decidido revisar la contrata, recortando el presupuesto y otorgando la concesión a una nueva firma. Francesc Catalá, director del colegio desde hace dos años, confirmó que los cambios han causado que haya una limpiadora menos y la jornada laboral se haya visto reducida en cinco horas. Reconoce que el colegio debe 10.000 euros a sus proveedores y que la situación puede empeorar si la conselleria de Educación no paga las deudas. El déficit asciende a más de 12.000 euros.

Mucho más contundentes fueron desde el AMPA. Fernando Carrillo, presidente de los padres, atestiguo que en los dos últimos años han debido adelantar 15.000 euros al colegio -9.000 durante todo el curso pasado y 6.000 este año- para que los impagos no paralizarán la gestión diaria. La AMPA respondió así auna sugerencia de la dirección. Carrillo comentó que "siempre que podamos ayudaremos, sabemos que los profesores hacen lo que pueden". A su vez, no dudó a la hora de criticar la gestión del Consell: "si yo fuera un político con responsabilidades en la educación se me caería la cara de vergüenza. Cuando oigo las cifras de fracaso escolar no me extraño ¡Lo están fomentando!".

En términos parecidos se movió Trini Llopis, que hasta el pasado 31 de enero fue la cocinera del centro durante 38 años. Tras ser forzada a la prejubilación, no perdió la oportunidad de echar una mano.