Una aventura que llevan planeando desde que se enteraron de la existencia del rally hace cuatro años y que hará recorrer a la familia Reig al completo (padre, madre y dos hijos) un tercio de la circunferencia de la Tierra en ambulancia desde su acogedora casa en Valencia hasta la inhóspita Mongolia.

En eso consiste el «Mongol Rally». Un reto solidario, organizado en el Reino Unido, cuyo objetivo es llegar a la capital de Mongolia (Ulan Bator) desde el país de origen en aproximadamente un mes. Una vez allí, cada equipo donará su vehículo al país y 1.150 euros a una ONG, de los que la mitad la familia Reig los destinará a Médicos sin Fronteras.

«¿El reto? —se pregunta entusiasmado Javier Reig, el cabeza de familia—. Si se te estropea el coche o te pierdes por aquellas carreteras que no salen ni en los mapas no va a venir nadie a por ti. Nos vamos a tener que buscar la vida».

En esta edición participarán 373 equipos de todo el mundo, 18 de los cuales son españoles y entre los que se encuentra la familia valenciana cuyo nombre de equipo es «The Injection Family».

Los Reig tendrán que acostumbrarse a cambiar sus cómodos sofás por los rígidos asientos de la ambulancia, a pisar por terrenos sin asfaltar en lugar del acogedor parqué de su casa y cambiar las obras de arte que decoran el salón por el árido paisaje que verán desde las ventanillas del vehículo. El equipaje personal que llevan es mínimo. «Ropa la justa, material de acampada, una ducha portátil, piezas de repuesto para la ambulancia, alimentos no perecederos y material escolar, sanitario y óptico que donaremos», explica Javier. A esto también hay que sumarle un pequeño vocabulario de cirílico-español que, esperan, les saque de más de un problema.

Emprenderán su viaje a principios de julio. Tendrán que conducir, como mínimo, 10 horas al día recorriendo 16 países distintos y durmiendo donde puedan. En su ruta no podrán contar con GPS y su única guía será una brújula que les regaló el abuelo y mapas en los que, muchas veces, las carreteras no aparecen señaladas.

La última en convencerse fue la madre de la familia, Amparo Ruiz, directora clínica del IVI, y a la que le inquietan la higiene y la seguridad. «No me quedaba otra opción si se iban los tres, no iba a quedarme preocupada en casa», cuenta. La familia tiene prácticamente todo preparado y ahora lo que les preocupa son dos cosas: Encontrar una ambulancia, el motor de su aventura y conseguir los visados necesarios para entrar en cada país, algo que les puede ocasionar muchos problemas que tendrán que solucionar sobre la marcha.

A parte de eso, «The Injection Family» se encuentra más que entusiasmada ante lo que puede ser la aventura de sus vidas y no ve el momento de poner rumbo a Mongolia. Un reto solidario que costean ellos mismos, mediante su propia inversión y patrocinio, y que les permitirá ver la realidad de otros países en vías de desarrollo así como colaborar con sus habitantes. ¡Suerte y buen viaje!