Mariano Rajoy afianzó la posición de Alberto Fabra con un reparto de los órganos de dirección del PP que, en la práctica, mantiene la cuota de poder que los populares valencianos consiguieron hace cuatro años en el congreso celebrado en Valencia, cuando Francisco Camps ejerció como principal apoyo de Rajoy para continuar al frente de Génova. Ocho miembros de la delegación valenciana estarán en la sala de mandos del PP. Como hasta ahora. Pero, además, el titular del Consell cumplió con su principal objetivo: colocar a su vicepresidente, José Císcar, en la cúpula popular en sustitución de Vicente Rambla, con lo que los restos del campsismo también quedan ya reducidos a la mínima expresión. Fabra ya tiene un peón en Génova como enlace en un momento complicado para la Comunitat Valenciana, acuciada por la crisis y con el PP inmerso en investigaciones por corrupción.

Con algún retoque, los populares valencianos continúan con un peso orgánico muy similar al que disfrutaban hasta ahora. Esteban González Pons —cuyo último trabajo como responsable de Comunicación fue el vídeo de homenaje a Fraga que se proyectó ayer— sigue en una de las tres vicesecretarías. Después de quedar fuera de la estructura del nuevo Gobierno, casi todo el mundo daba por hecho que Pons seguiría en el núcleo duro. Eso sí, pierde la portavocía del PP y, a partir de ahora, se hará cargo de una nueva área de, aparentemente, menos peso político dedicada a «Estudios y Programas». La maniobra de Rajoy con Pons recuerda a la que en 2008 Zapatero realizó con el que era su compañero desde sus inicios Jesús Caldera, al que relevó como ministro para encargarle la puesta en marcha de la Fundación Ideas.

Continúan en la ejecutiva, junto al propio Alberto Fabra, el exconseller Gerardo Camps; la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que será miembro del comité ejecutivo del PP mientras esté en la primera línea política; el ministro José Manuel García-Margallo; y, por sorpresa, el todavía diputado por Alicante, Federico Trillo, que, de esta manera, compaginará la Embajada de Londres con una vocalía en el comité ejecutivo del PP dentro del cupo de designación directa que le corresponde a Mariano Rajoy. Hasta ahora, Trillo ocupaba la secretaría de Justicia y Libertades Públicas del PP. Completa la nómina la diputada Susana Camarero, designada para la secretaría del comité de conflictos, uno de los más importantes del PP.

Pujalte obtiene una vocalía

Incluso, algunos dirigentes populares incluyeron en la cuota valenciana a Vicente Martínez-Pujalte, también con una vocalía. Pero lo cierto es que Pujalte ocupó en su día plaza como diputado por Valencia pero ahora, sin embargo, ya lleva dos mandatos como parlamentario por Murcia.

La decisión de Rajoy, con poder absoluto después de una votación casi unánime que ratificó la nueva dirección del PP con un 97 % de los votos, respalda, de alguna manera la «hoja de ruta» de Fabra para consolidar su liderazgo al frente de los populares valencianos y le deja manos libres para diseñar su propio proyecto durante el congreso regional que se celebrará dentro de dos meses.

Valencia se queda sin miembros electos en la Junta Directiva

Además de la composición de la cúpula directiva, ayer se aprobó la nueva Junta Directiva Nacional del PP, una especie de senado popular en el que se sientan los notables del partido pero con escaso poder real. Y en este órgano los populares valencianos se han quedado sin cargos electos. Ninguno de los miembros que figuraban en la candidatura presentada ayer por Mariano Rajoy es militante del PP de la Comunitat Valenciana. Hace cuatro años, en esa lista sí figuraban la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, y el presidente de las Cortes, Juan Cotino. Ahora no están pero, sin embargo, ambos continuarán formando parte de ese órgano como miembros natos. Castedo en su condición de alcaldesa de una ciudad de más de 50.000 habitantes y Cotino, uno de los principales apoyos que le resta a Francisco Camps en el Partido Popular, como presidente de las Cortes. Así que, en la práctica, el PPCV no pierde plazas en este órgano directivo.