El exdirector financiero de la Entidad Metropolitana de Aguas Residuales Sociedad Anónima (Emarsa), Enrique Arnal, declaró ayer en un escrito que el exgerente de esta empresa pública, Esteban Cuesta; el expresidente de la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (Emshi), Enrique Crespo, y dos altos cargos de la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales de la Generalitat Valenciana (Epsar) se repartían todos los meses 180.000 euros que traía en cajas de cartón otro acusado, Jorge Roca, obtenidos gracias a la gestión fraudulenta de los lodos de la depuradora de Pinedo.

Su declaración es la propia de un arrepentido, aunque no consta que haya llegado a acuerdo alguno con el fiscal. Arnal se presentó ante el juez como una "víctima" y un "enfermo", todavía convaleciente. "Emarsa ha sido mi calvario, aunque también mi salvación", asegura en un detallado escrito de 80 páginas en el que revela el funcionamiento de la trama y el papel que jugaba en la misma cada uno de los personajes.

Cómplices necesarios

El ex director financiero sitúa al mismo nivel de importancia y como cómplices necesarios de los "cabecillas" de la trama conocidos hasta ahora (Enrique Crespo, alcalde dimitido de Manises y exdiputado; y Esteban Cuesta, exgerente de Emarsa), al exgerente de Epsar en funciones durante más de seis años, José Juan Morenilla-actualmente contratado por la empresa privada Facsa-, y el exdirector de explotación de la Epsar, Ignacio Bernácer.

Según explica, como director financiero se limitó a seguir las órdenes de Enrique Crespo, aunque sin responsabilidad en los pagos que realizaba la empresa. "Nunca tuve firma ni capacidad para movilizar dinero o elegir proveedores", asegura. Admite haber recibido numerosas "prebendas", incluidas reformas en su casa, viajes y regalos, de lo que dice estar arrepentido, y añade que su compañera Eva Marsal, también imputada, y su propia familia -muy conocida por su actividad empresarial- habían salido muy perjudicadas por el escándalo. Arnal les pide "perdón".

La trama al detalle

Arnal manifiesta en su escrito que Morenilla, Bernácer y Crespo realizaron un plan para enriquecerse "de forma ilícita y millonaria". En este sentido, afirma que los tres citados disponían de "los medios y el poder" para diseñar la trama y obtener beneficios "escandalosos" de la misma. En opinión de Arnal, Cuesta fue incorporado al fraude porque reunía "el perfil ideal: Escasa preparación empresarial, buen relaciones públicas, ambicioso y dispuesto a muchas cosas".

"Era la pieza que les hacía falta", subrayó.

Arnal sitúa el inicio de la de la corrupción en Emarsa, todavía bajo el mandato del anterior gerente, Miguel García, ya fallecido, con la entrada en la empresa como contratista de Mediarco, una empresa de Faustino Marin Pedreño, de Cartagena, que hizo numerosas obras en la depuradora cuando Eduardo Zaplana estaba al frente del Consell.

Posteriormente, explica, y con la llegada a la gerencia de Esteban Cuesta, Mediarco fue apartada y a partir de ese momento siempre se priorizó el pago a las empresas de lodos "por encima de cualquier otra cosa" y fue "abroncado" por los cabecillas si se retrasó en alguna ocasión. Arnal relata que desde 2005 al menos se sobrefacturaban los lodos para desviar 180.000 euros todos los meses. Jorge Roca, según el testimonio de Arnal, traía el dinero en cajas de cartón y luego Cuesta lo repartía, presuntamente, con Crespo, Bernácer y Morenilla - estos dos últimos citados inicialmente como testigos en la causa- en porcentajes que no ha sabido precisar.