Joan Mateu Bellés, catedrático de la Universitat de Valencia, fue el encargado ayer de dictar la conferencia que inauguraba los actos del Dia Meteorológico Mundial, que este año se ocupa del 125 aniversario de la creación del servicio meteorológico en España.

"De entre las numerosas carencias, materiales y humanas, que lastraron el progreso económico del ochocientos destaca, entre otros, el desconocimiento del territorio. Urgía identificar e inventariar los recursos naturales del país para potenciar las fuerzas productivas", dijo Bellés. Sin embargo, el Estado no se dio ninguna prisa en desplegar sus facultativos por el territorio y solo unos pocos pioneros, cuya pista sigue desde hace años el profesor, rompieron esa inercia.

"No es propiamente un retraso-afirma Bellés- y desde luego no es un fenómeno exclusivamente valenciano. El carácter tardío de la implantación de las redes meteorológicas respecto de Europa marca un poco lo que ha sido nuestra historia interna, siempre un poco por detrás, aunque ha habido etapas en las que hubo grandes pioneros y personas que dieron lo mejor de sí para traer a Valencia y emular desde aquí lo que se estaba haciendo ya en otros lugares", explica el investigador.

El primero en este club de los pioneros fue sin duda José Morós y Morellón, que desde la Universidad de Valencia y la Sociedad Económica de Amigos del País (Rseapv) lideró la creación de observatorios y publicó las primeras observaciones anuales registradas en la capital valenciana entre 1840 y 1841. Morós y Morellón fracasó en su intento de crear una red articulada de observatorios, pero abrió las puertas a otros como el dominico exclaustrado Salvador Bodí. Vinculado a los terratenientes de los cítricos, Bodí realizó observaciones diarias en Carcaixent entre 1836 y 1881 y fue el primero en estudiar los factores que desencadenaron la trágica riada de San Carlos (1864), probablemente la peor del Júcar en tiempos históricos.

Entre 1850 y 1857, fecha en la que se crea el Instituto Central Meteorológico, antecedente de la Agencia Estatal de Meteorología, fue consolidándose una red de observatorios que intercambiaban sus datos gracias al telégrafo, que facilitó también el acceso a la información internacional. Allí estaban el Instituto Provincial de Alicante y el Observatorio Meteorológico de la Universidad de Valencia creado en 1858. El Estado había abierto el proceso de "institucionalización", subraya Bellés, pero quedaba mucho por hacer. Tanto que hasta el 1 de marzo de 1893 no se publicó la primera predicción meteorológica.

La figura de Manuel Iranzo

Si alguien merece el apelativo de "Padre" de la moderna meteorología valenciana este es sin duda Manuel Iranzo Benedito, hijo de una familia de terratenientes con raíces en Ontinyent y Villareal, que hizo de la meteorología algo mas que una afición y comprendió, tempranamente, su importancia para la economía valenciana.

"En 1888 y con apenas 28 años publicó tres artículos sobre ýLa previsión del tiempo y su estado actualý, basado en los conocimientos adquiridos en Francia", dice Bellés.

"Iranzo Benedito es un personaje representativo de los principios del siglo XX, con una burguesía emprendedora que trata de aprender en Francia, allí donde va estudiar, las mejoras que puede introducir para el modelo productivo propio; en segundo lugar, su iniciativa nunca sera singular, personal, sino que trata de involucrar a quienes con él comparten esos mismos ideales; lo hará en su trayectoria política dentro del partido liberal y luego a a través de la Federación Agraria de Levante (FAL) que el mismo crea para defender los intereses vitivinícolas, primero, y luego los de todo el sector agrario".

A Manuel Iranzo cabe atribuirle, según Joan Mateu, "la creación y desarrollo de la primera red pluviométrica regional, la colaboración con la red hidrológica y la elaboración en Valencia de las primeras predicciones científicas del tiempo".

El Servicio Meteorológico valenciano comenzó a funcionar el 1 de enero de 1911 en el domicilio de Manuel Iranzo, en la calle Quart. En 1911 tenía 31 observatorios, 210 en 1916 y 241 en 1921.

En apenas una semana, del 14 al 21 de junio de 1921, Manuel Iranzo y su estrecho colaborador, Pedro Gimeno, fallecían y el servicio entraba en una etapa de incertidumbre de la que fue rescatado por lo que hoy se conoce como Agencia Estatal de Meteorología.

La agencia valenciana

Probablemente con ellos despareció la oportunidad de un Servicio Meteorológico propio especializado en las especificidades del clima valenciano. Bellés destaca que actualmente existe una relación fluida entre redes y servicios meteorológicos de ámbito nacional, regional e internacional. "Como principio, duplicar una red como la existente ahora con un nuevo servicio meteorológico valenciano no tendría sentido; ahora bien, hace falta que la red nacional tenga una sensibilidad por lo que son las previsiones de ámbito regional y eso hay que pedirlo y en su caso exigirlo. Probablemente, en estos momentos, todo eso ya está incorporado, pero siempre hay aspectos mejorables".

Un antecedente para el sistema de alertas de riada en el Júcar

En 1912 se crearon las primeras divisiones hidráulicas. La del Júcar se centró desde el principio en proteger Alzira de las riadas del Júcar. La División instaló 30 estaciones pluviométricas a las que se sumaron las que poseía la Federación Agraria de Levante. La división instaló teléfonos en los aforos de Los Frailes (Júcar) y La Terrera (Cabriel). En su primer año de funcionamiento, la red se ganó el reconocimiento de la sociedad valenciana al alertar a tiempo de una riada del Júcar. Al año siguiente, el Júcar se desbordó de nuevo, provocando numerosas muertes sin que diera tiempo a avisar. La riada se gestó en la cuenca baja y en el Albaida, donde no había tantos pluviómetros ni posibilidad de avisar. Un informe del ingeniero Fausto Elío recomendó entonces crear una red propia de transmisión para alertar. Fue el antecedente del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) j. S. valencia

Más de 250 personas participan voluntariamente en el registro de los datos climatológicos

Los actos del Día Meteorológico Mundial incluyeron el tradicional homenaje a los voluntarios que se encargan de recopilar los datos climatológicos en 250 estaciones distribuidas por todo el territorio valenciano. Pese a la incorporación de nuevas tecnologías en la medición y transmisión de los datos, la labor metódica de estos voluntarios sigue siendo esencial, también por su precisión. Ayer la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Paula Sánchez de León, agradecía la "complicidad" y "generosidad" de las 250 personas que colaboran de forma altruista con los servicios meteorológicos estatales. El delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la Comunitat Valenciana, Jorge Tamayo, y el vicerrector de Investigación y Política Científica de la Universitat de València, Pedro Carrasco, se sumaron a este homenaje que ayer se personificó en José María Sánchez Larrosa, que atiende la estación de Orihuela; Antonia Egea Simón (Villena); Juan Fayos Micó (La Pobla del Duc); Maria José Gómez Nieto (Sueca); José Antonio Gómez Agut (Requena-El Rebollar); Antonio Zurriaga Bernad (Lliria-Maimona) y Joan Manel Bullón, que recopila los datos de la estación de Aras de los Olmos. Algunos son hijos o hijas de personas que iniciaron esta labor y otros, pese a su avanzada edad, se desplazan a diario, llueva o nieve, sea fiesta o no, para recoger los datos que alimentan el estudio del clima y mejoran la predicción. j.S. valencia