¿Qué está pasando en Siria?

Una catástrofe humana en todos los sentidos. La «primavera árabe» llegó a Siria el 15 de marzo de 2011. Fue como el movimiento 15M. El problema es que los sirios salieron pacíficamente pidiendo libertad y han sido masacrados.

¿Por qué es necesario el cambio de régimen?

Porque llevamos 50 años soportando una dictadura. No hay democracia ni falsa ni verdadera. Bachar Al-asad heredó el poder de su padre en el año 2000 de forma irregular y lucha por perpetuarse.

¿Cómo empezó la revolución?

Poco antes del 15 de marzo del pasado año unos niños de la ciudad de Daraa empezaron a escribir en las paredes de su colegio «El pueblo quiere libertad» tras ver en televisión lo que estaba pasando en otros países. La policía secreta detuvo a doce niños y los hizo desaparecer. El mayor tenía 14 años. Esa fue la espoleta de la revolución.

¿Y a partir de ahí se extendió?

Efectivamente. Los niños desaparecieron en febrero y hubo un llamamiento en Facebook para que la gente saliera a la calle el 15 de marzo. Era como en Egipto. El primer día salieron cinco o seis personas en Damasco.

Quiere decir cinco o seis mil personas.

No, no. El primer día salieron cinco personas de tanto miedo que había. Ese movimiento contagió a la ciudad de Daraa y un viernes se manifestaron muchas personas para protestar por la desaparición de los niños. El Gobierno sacó los tanques a la calle y el pueblo reaccionó.

¿Cómo evolucionó?

El régimen no se creía que la gente saliera a la calle y movilizó al Ejército. Esa situación avivó la revolución. Los viernes son los rezos en las mezquitas y los activistas aprovecharon las concentraciones para movilizar a la población. Los líderes son estudiantes universitarios que están a punto de terminar sus carreras y ven que no tienen trabajo.

¿Cuál fue la respuesta del Gobierno?

Acusar a los participantes de pertenecer a sectas armadas y a Al Qaeda, y matar a los manifestantes. La represión generó una oposición mayor. Todos los ciudadanos querían seguir el ejemplo de Egipto con protestas pacíficas. Muchos cuando salían a protestar se despedían de su familia por si los mataban.

¿Por qué tiene tantos problemas la oposición para unirse?

Es que nunca ha habido una oposición. Ahora se ha creado el consejo nacional sirio, pero son grupos.

¿Por qué Rusia y China apoyan al régimen?

Por razones estratégicas. Rusia tiene una de las bases más importantes del Mediterráneo en Siria. Lo que necesitamos es que apriete América, el problema es que está Israel. La política son intereses.

¿El problema de Siria es que no tiene recursos naturales como Irak o Libia?

Sí, ese es uno de los problemas. Siria está situada en una zona muy estratégica e Israel no quiere que se vaya el dictador para que no se desestabilice.

¿Hay islamistas radicales en la oposición?

Eso es falso. Es la excusa del dictador para obtener apoyos en Occidente. O nosotros o los extremistas. No es cierto.

¿Qué papel juega Al Qaeda?

Ninguno. Nunca hemos tenido problemas con Al Qaeda. Lo saben los americanos. Las embajadas tienen información.

¿Qué puede hacer España?

Desgraciadamente puede hacer poco. España no pinta nada. Pueden ayudarnos con puentes humanitarios y solidaridad. Con un euro come una familia.

¿Qué pasará si pierden?

No vamos a perder. Los ciudadanos sirios vamos a conseguir la libertad aunque nos cueste la vida. No hay duda.

Homs se ha convertido en el símbolo de la revolución. ¿Cuánta gente vive allí?

Homs es la tercera ciudad de Siria. Es más o menos como Valencia. Allí viven más de un millón de personas.

¿Cuántos miembros de su familia han muerto desde que empezaron las revueltas?

Han muerto diez primos y cincuenta familiares permanecen escondidos porque están en busca y captura.

¿Cómo ha sufrido usted la represión?

Vine a España con mi padre cuando tenía 13 años, pero volví a Siria. Cuando llegué allí me cogieron como rehén. Tenía quince años y me metieron en la cárcel. Estuve en un calabozo de medio metro por un metro. Nadie me dijo nada. Yo veía cómo torturaban a los demás. Al final me sacaron con sobornos.

El régimen se ha cebado con los periodistas.

No querían testigos. Oficialmente han muerto 8.500 personas, pero realmente han sido más de 20.000. Hay más de 90.000 refugiados en Jordania y otros 20.000 en Turquía.