«Y mientras fumo, mi vida no consumo», cantaba Sara Montiel en «El último cuplé» y, como en el tango versionado por la de Campo de Criptana, el expresidente de la Generalitat Francisco Camps saboreaba con gozo el miércoles, en el jardín de las Corts, un pitillo, a la espera de que Génova le dé una salida a su incómoda situación. La imagen dejó atónitos hasta a los propios diputados del PP. Durante su etapa como mandatario autonómico, e incluso antes, nadie le recordaba en público con un cigarrillo en los labios. «¿Camps fuma? ¿Desde cuándo?», se preguntaba todo el mundo. La escena, sin embargo, fue provocada por algunos de los parlamentarios más allegados a Camps, una broma de la que participó gustoso el exjefe del Consell. «Esto [el patio interior de las Corts] es para fumadores. O fumas o te echamos», le soltó el diputado alicantino Andrés Ballester tendiéndole un «Marlboro light». Y Camps, al que el miércoles se vio mucha más relajado, lo cogió.

El expresidente, fumador empedernido durante su etapa como estudiante y en NNGG, dejó después el tabaco. Sin embargo, ha seguido fumando de forma muy esporádica (según algunos, se reenganchó tras el estallido del caso Gürtel), pero siempre en la esfera privada. El miércoles, Camps llegó a la hora de inicio del pleno, las 10.30, pero se encontró con la sesión suspendida por una disputa sobre el orden del día. Fue la exconsellera Trini Miró, asidua de la «zona fumadores», la que se lo llevó al jardín de la Cámara, donde coincidió con Ballester y otro parlamentario del PP y alcalde de Almoradí, Antonio Á. Hurtado.

Fumar, incumpliendo la ley

No estaban solos. El también popular José Marí fumaba, separado de ellos, al igual que un numeroso grupo de diputados del PSPV. Parlamentarios, funcionarios y periodistas que comparten tan nocivo vicio coinciden a menudo en el patio. Hasta el presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, disfruta de algún puro, mientras aguarda a que llamen a votar. Y ello, a pesar de que fumar allí constituye una infracción de la ley antitabaco. Pero se hace la vista gorda para evitar la imagen de diputados y autoridades, a la puerta del Palau de Benicarló, dándole al cigarro.

Tras el pleno, Camps compartió mesa y mantel en el restaurante de las Corts con diputados —entre ellos, el presidente Juan Cotino— y un grupo de «tuiteros» del PP. Unos cincuenta comensales. No hubo cigarro tras la comida. Luego, se fue al fisioterapeuta, debido a la lesión muscular que sufre por el problema en la espalda del que fue operado.