Las camisetas-pancarta de los diputados de las Corts, una forma de captar el protagonismo de la que ha sacado gran rédito político Compromís —especialmente, Mònica Oltra— y en menor medida Esquerra Unida, tienen los días contados. Y no solo en el hemiciclo, sino en cualquiera de las dependencias del Parlamento. El presidente de la Cámara, Juan Cotino, remitió ayer a los grupos parlamentarios dos propuestas de resolución para regular el uso de los espacios de la institución y sobre las iniciativas que ya se hayan debatido o que hayan decaído en un periodo de sesiones, una regulación que impedirá debatir hasta junio la reprobación al expresidente Camps o las comisiones de investigación que decayeron por la huelga general. La intención es aprobar ambas en la junta de portavoces del martes. Pero el debate promete ser encendido.

La primera resolución establece que el presidente de las Corts o de una comisión «deberán actuar de inmediato cuando se utilicen prendas de vestir, carteles, fotografías, pancartas u otros elementos materiales que pudieran resultar alusivos a algún diputado, institución o terceras personas, o cuando de algún otro modo se menoscabe el decoro de la Cámara». En ese supuesto, «procederán a su expulsión y a la adopción, si procede, de las medidas sancionadoras y disciplinarias que correspondan». Esto es, cualquier alusión dará pie a ordenar la expulsión. Sin dar opción a la interpretación de lo que en el reglamento figuraba como el respeto al «decoro». Una discrecionalidad que se volvió contra él en varias ocasiones, como cuando recientemente expulsó a Oltra por una camiseta con el lema «No ens falten diners, ens sobren xoriços». La prohibición afectará a cualquier persona —las visitas— y «en cualquier dependencia o espacio de las Corts». O sea, los diputados, ni en su despacho. Los servicios de seguridad expulsarán o no permitirán la entrada de quien lleve alguno de estos elementos. Además, no podrán estar en las Corts aquellas personas «con antecedentes» de incumplir esta norma y los grupos podrán perder el derecho a cursar invitaciones.

Por otro lado, los diputados harán su intervención de viva voz y no podrán usar «elementos sonoros ni imágenes grabadas», para evitar las reproducción de vídeos. También se prohíbe usar las fachadas exteriores e interiores y cualquier pared de la institución para colgar carteles o cualquier elemento identificativo de una opción política, mientras que la sala de prensa no podrá usarse para actos con personas ajenas a las Corts y al Consell (salvo senadores territoriales), ni siquiera como asistentes. Sí, en cambio, previa autorización del presidente, el salón de actos del edificio de los grupos parlamentarios. Igualmente, se endurecen las condiciones para asistir a las comisiones y al palco de invitados. Finalmente, si del incumplimiento se deriva algún gasto se repercutirá en el diputado o grupo responsable.

«Circo» o «recorte brutal»

La otra resolución impedirá en la práctica que se debata hasta otoño (septiembre-octubre) la reprobación de Camps y las comisiones de investigación que decayeron por la huelga general sobre la trama de ONG, irregularidades en FGV o niños robados. Aunque va más allá: Cualquer iniciativa que decaiga porque se rechace o no se defienda no podrá volver a plantearse en el mismo periodo de sesiones, una forma de rebajar al mínimo el debate sobre la corrupción al reducirlo a una única iniciativa debatida por escándalo en cada periodo de sesiones. Desde Presidencia se argumentó que el objetivo es «acabar con el circo» en el debate político, así como implantar la misma regulación que el Congreso sobre las iniciativas que decaen. En cambio, Lluís Torró, de EU, denunció que se trata de un «recorte brutal de la democracia en las Corts» y un «cierre total de la institución a la sociedad».