La apuesta del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, por el conseller Serafín Castellano como nuevo "número dos" del Partido Popular en la Comunitat Valenciana ha terminado por hacer trizas las ya de por sí deterioradas relaciones entre el jefe del Consell y el tándem formado por el barón provincial de Valencia, Alfonso Rus, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. A 48 horas de la celebración del XIII Congreso Regional, la fractura era ayer total hasta el extremo de que Rus se negó a asistir al almuerzo convocado por el presidente en el Palau de la Generalitat, una comida con la que, una vez oficializado el nombre del titular de Gobernación, Fabra trataba de limar asperezas.

A la cita fueron llamados los tres presidentes provinciales -Carlos Fabra, Miguel Ortiz y Alfonso Rus-; el vicepresidente José Císcar y el futuro nuevo secretario general. Sin embargo, el presidente de la Diputación evitó cruzar los escasos metros que separan su despacho del Palau de la Generalitat, en un gesto que evidencia el malestar del barón provincial y que podría materializarse en forma de votos en blanco en el cónclave del fin de semana en Alicante. Desde la dirección del PP provincial se justificó la ausencia en motivos de agenda.

Rus, que por la mañana asistió con semblante serio a la sesión de control al presidente en las Corts y se marchó sin querer hacer declaraciones, entiende el nombramiento de Castellano como una declaración de hostilidades en toda regla. De todos los posibles elegidos para tomar las riendas del partido, Castellano es para la dirección provincial la peor de las soluciones. Desde hace años, el PP de Rus ve a Serafín Castellano como un rival interno, el eterno aspirante a moverle la silla al jefe de la Coorporación provincial. La magnitud del cabreo y la habilidad de Alberto Fabra y de su equipo para atemperar los ánimos se comprobará el sábado durante la votación por separado de las dos listas con los miembros de la junta directiva y el comité ejecutivo regional.

En el entorno del presidente se asume que habrá votos en blanco, pero se confía en que no serán significativos. Las citadas fuentes hablan de un porcentaje de apoyo superior al 85% -el último de Francisco Camps superó el 98%- y aseguran que en las próximas horas se harán gestiones para reducir el malestar. De hecho, desde el entorno de Castellano se mantenía ayer que los miedos de Rus son infundados y que el conseller tenderá puentes. Algunas fuentes añadían el hecho de que desde hace días, alcaldes y dirigentes supuestamente afines a Alfonso Rus habían hecho llegar su apoyo al futuro secretario general. Está por ver, por tanto, si el ejercito de Rus es o no compacto y sí, finalmente, el jefe de la diputación llevará hasta sus últimas consecuencias su pulso con Fabra, un camino que a las puertas del congreso provincial en el que opta a la reelección, podría significar su harakiri político.

De momento, Rus se quedará sin cuota en las dirección regional (rehusó el pasado jueves darle nombres a Fabra), a diferencia de la alcaldesa, Rita Barberá, quien colocará a su delfín Jorge Bellver en un puesto de relieve. El cabreo de la alcaldesa era también mayúsculo, si bien lo disimuló en las Corts, donde también asistió con semblante serio, aunque sí atendió a los medios. Al Palau no fue invitada. Por si quedaba dudas de su apuesta, Alberto Fabra buscó a Castellano al acabar la sesión para saludarle y que los fotógrafos captaran la imagen. El conseller, rodeado de sus fieles de siempre, estuvo atento con los periodistas y encajó con soltura las preguntas más incómodas.

"Fabra ha hecho suyo el derecho que le asiste"

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, expresó ayer su respeto a la designación del conseller Serafín Castellano y reivindicó su lealtad al partido. Barberá señaló en los pasillos de las Corts que es "natural" que Fabra haya elegido a una persona "de su confianza" como "número dos" del partido, "y ahora lo que cabe es respetar la decisión del presidente y las lealtades al partido". "Yo no conozco otro camino que el de las lealtades", aseveró la alcaldesa, quien añadió que desea "lo mejor" a Castellano y que tenga "un gran éxito" es su nueva responsabilidad, porque el suyo será a su vez "el éxito del partido". Barberá admitió que Castellano tiene "una experiencia muy grande" y no quiso hablar de polémicas, pues según dijo Fabra "ha hecho uso del derecho que le asiste" y que le han "reconocido por activa y por pasiva".

En cualquier caso, destacó Barberá, el partido "es el instrumento", y lo que a ella le importa es "el servicio a los ciudadanos y a la Comunitat Valenciana", en lo que seguirá trabajando.

"El partido seguirá muy unido tras el congreso"

El conseller de Gobernación, Serafín Castellano, se mostró convencido ayer de que tras este cónclave todos remarán "en la misma dirección". Castellano agradeció ayer "la confianza" y la "responsabilidad" depositada en su persona. Preguntado sobre las críticas que su nombramiento habría producido entre algunos referentes del partido, afirmó que tiene "un gran aprecio por todos y cada uno" de sus compañeros "sin ningún tipo de exclusión" y ha incidido en que está "absolutamente convencido" de que el partido seguirá "muy unido" tras el congreso. Ante la posibilidad de que su candidatura suscite un mayor número de votos en contra, sostuvo que en "unos tiempos difíciles, donde la gente lo está pasando mal debido a la situación económica", en el PPCV remarán "todos juntos" para demostrar a los ciudadanos que saben gobernar "también a las duras".

Interpelado sobre si dejará el Gobierno valenciano para centrarse en el partido, lo rechazó aunque matizó que estas decisiones "están dentro de la esfera del president de la Generalitat", aunque por el momento no le consta que éste tenga la voluntad de que abandone la Conselleria de Gobernación. Castellano explicó que su objetivo será hacer que el partido "esté en plena conexión con la calle" y se compromete a dejarse la piel para que el PPCV "siga siendo un partido de referencia para todos los valencianos de cara al futuro".