Cruz Roja va a lanzar una campaña extraordinaria en la Comunitat Valenciana con el reto de ayudar a 37.500 personas que se encuentran en una situación de «extrema vulnerabilidad» como consecuencia de la crisis. Los principales grupos de atención serán los parados de larga duración, las personas mayores sin recursos, las familias sin ingresos y los jóvenes sin expectativas laborales y con riesgo de exclusión social. La ayuda contemplará comida básica, kits de higiene, o ayudas puntuales para pagar el recibo de la luz, material escolar o medicamentos.

El llamamiento lo adelantó ayer a Levante-EMV el coordinador autonómico de Cruz Roja en la Comunitat Valenciana, Rafael Prósper: «Aquí tenemos una situación de emergencia: una de cada cuatro familias valencianas está por debajo del umbral de pobreza, considerada en una renta mensual inferior a 627 euros. Aunque se ha vuelto un poco invisible porque convivimos cada día con ella, esta situación de emergencia tiene unos efectos sociales son comparables a los de un terremoto o cualquier otra catástrofe», advierte.

Por ello, Cruz Roja van a afrontar la situación con las mismas armas de las de cualquier catástrofe y van a intentar suscitar «una movilización similar a la que se produjo cunado ocurrió el terremoto de Lorca», asegura Prósper.

Los 17.000 voluntarios de Cruz Roja y las más de 70 asambleas locales que tiene la organización en el territorio valenciano van a «echar el resto» y ya están ultimando un plan de acción definido. Por ejemplo: en el primer objetivo, el de satisfacer la alimentación básica, Cruz Roja se ha propuesto el objetivo de llegar a 25.000 mayores valencianos, casi 4.000 personas sin techo y miles de familias sin ningún miembro con trabajo. Pueden ser más o menos los beneficiarios finales, pero ésta es la previsión de partida —en forma de reto— desde la que empezarán a trabajar en este plan de acción extraordinario, un esfuerzo adicional que se suma a la labor diaria de la organización.

Cuidar la formación

La ayuda va más allá de la alimentación y se fija también en el medio plazo con especial atención a la formación. Desde la infancia, pagando material escolar y aportando profesores de apoyo a aquellos alumnos con familias en apuros económicos, hasta la jóvenes con baja cualificación ahogados por el paro, a los que se dará cursos en competencias básicas y en orientación laboral para mejorar sus posibilidad de reengancharse al mercado laboral.

Otro de los objetivos, digno de cualquier catástrofe, será la «atención psicosocial» a los más damnificados por la crisis y a sus familias, con amplia sensación de fracaso, impotencia y abatimiento.

El coordinador autonómico de Cruz Roja asegura que las asambleas locales «gastarán todos sus ahorros porque es una situación límite» y «se saldrá a la calle» a pedir donativo para conseguir «una movilización ciudadana como la que se dio tras el terremoto de Lorca». Porque esto, insiste, es «una emergencia».