La política se escribió ayer más con gestos que con palabras, que también, al menos por la ausencia de ellas. La bancada popular estaba ya casi al completo cuando entraron en el hemiciclo, juntos, el presidente Alberto Fabra y el portavoz del PP, Rafael Blasco, en el disparadero tras airearse las grabaciones del sumario sobre las ayudas de Cooperación. Momentos antes, en la cafetería, habían compartido incluso un café. Pero si el guiño no pasó desapercibido, tampoco los silencios. La oposición martilleó al titular del Consell en la sesión de control para que se pronunciara sobre la situación del exconseller y sólo al cuarto intento Fabra invocó la "presunción de inocencia". Fiel a su doctrina sobre las responsabilidades políticas, Fabra dejó claro que aguantará al síndic mientras no lo impute el juez.

La entrada al pleno no fue el único gesto. En su pregunta, Blasco felicitó al presidente por el congreso y expresó su voluntad de "acompañarlo" en esta etapa "hasta su triunfo en 2015". Y Fabra le correspondió agradeciéndole sus "palabras de cariño". Los arrumacos verbales dieron paso a la oposición. El socia?lista Antonio Torres asestó que tras las últimas noticias "sólo cabía la dimisión", mientras Enric Morera, de Compromís, le preguntó cómo puede mantenerlo con las revelaciones. "Usted no respeta la presunción de inocencia ni para la política ni para los políticos; hágaselo mirar", le contestó el jefe del Consell.

"Pregunte a la mujer de Clemente"

"Blasco caerá por una denuncia de Compromís", recalcó Mireia Mollà, para instar a que le "pregunten a la mujer del señor Clemente [exnúmero dos del PPCV]", en alusión a Pilar Collado, quien salió de Cooperación al negarse a firmar las ayudas de Blasco. La mención hizo daño en el PP. Clemente, sentado al lado de Blasco, ni lo miró. Después, Blasco sostuvo en una nota que las grabaciones "no desprenden ningún tipo de responsabilidad jurídica o política" hacia su persona. Albiol (EU) asestó: "Siento asco de compartir hemiciclo con Blasco".