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Llegar a nueve años de trabajo y hacerlo con la cifra de 12 millones de visitantes han hecho a l´Oceanogràfic de la Ciudad de las Artes y las Ciencias merecedor del premio «Importante» de Levante-EMV del mes de marzo, galardón que recogió la consellera de Turismo y presidenta del Consejo de Administración de Cacsa, Lola Johnson, de manos del director de la publicación, Ferran Belda.

Muchos son los elogios y muchas las reflexione que pueden hacerse en torno a este singular zoo marino y casi todas se hicieron en el acto celebrado en la sede del periódico, al que asistieron también la directora general de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, Henar Molinero; Francisco Torner, biólogo y director del Gestión de l´Oceanogràfic; las responsables de comunicación de Cacsa y de la Conselleria de Turismo, María José García y Paula de Cubas, así como el subdirector del periódico Julio Monreal.

«No deja de ser chocante €reflexionó Belda en su discurso€ que la única pieza que no es obra de Santiago Calatrava (su arquitecto es Félix Candela) se haya convertido desde su inauguración en el principal polo de atracción de la Ciudad de las Artes y las Ciencias», un complejo que pese a las «variaciones» introducidas respecto al proyecto del Gobierno socialista, las «polémicas», el «enorme coste» y los «descomunales sobrecostes», cambio la postal de Valencia y «convirtió a la ciudad en algo que nunca había sido: destino turístico siquiera para unos días».

Tras constatar que la Ciudad de las Ciencias ha sido, en general, «la envidia de España antes de que el estallido de la burbuja inmobiliaria nos apeara del pedestal», el director de Levante-EMV quiso poner en valor l´Oceanogràfic, «el añadido de última hora, el supuesto pegote, el teórico patito feo ante tanto cisne arquitectónico» que finalmente se ha convertido en «su principal banderín de enganche».

«Era, pues, de justicia €continuó€ que al alcanzar la marca de 12 millones de visitantes este periódico le otorgara el premio con el que desde hace más de veinte años reconoce la labor de personalidades, empresas e instituciones que con su trabajo y servicio contribuyen al progreso y mejora de la Comunitat Valenciana». Saber conjugar ocio, negocio, docencia e investigación han sido, en este caso, sus aportaciones.

Premio para un trabajo

Tras recoger el premio, Lola Johnson agradeció el reconocimiento y lo trasladó simbólicamente a quienes todo los días se empeñan en «un trabajo bien hecho». «Creo que la línea seguida ha sido muy exigente tanto en el negocio, como en el ocio y la investigación y eso ha hecho que nueve años después sea un centro de referencia en todo el mundo», precisó.

En palabras de la consellera, este premio es «un impulso para seguir trabajando» y mantener a la Ciudad de las Artes y las Ciencias como centro de referencia de los valencianos y de todo el planeta.

Con estas palabras de esperanza en tiempos difíciles se abrió un debate al que se incorporaron también Francesc Guixà, subdirector general de Gestión de Editorial Prensa Valenciana, y Miguel Miró, gerente. Fue un intercambio de ideas que discurrió en un ambiente distendido y tremendamente informativo. «¿Cómo andáis de pararrayos?», fue la metáfora que utilizó Belda para hacer notar la coincidencia en el tiempo de la entrega del premio con la imputación de varios ex dirigentes de Cacsa en el caso Nóos.

Ningún problema, coincidieron en resaltar todos los presentes, partidarios de separar la política del «trabajo que muchos profesionales hacen todos los días». Para Lola Jhonson y Henar Molinero lo importante ahora es destacar el buen estado de salud de l´Oceanogràfic (ocho millones de beneficios en el último año) y su contribución al turismo de la ciudad.

En este sentido, Molinero admitió que los mayores ingresos del complejo que ella dirige provienen del acuario, sin olvidar el tirón de su arquitectura, que ha sido y es, por ejemplo, «plató» de innumerables anuncios publicitarios. «No es sólo el turismo, también las empresas aportan ingresos muy importantes», dijo.

Las entrañas del acuario

El debate, en cualquier caso, no tardó en girar hacia aguas menos profundas y ahí toda la atención la acaparó el biólogo Francisco Torner, que habló de curiosidades de l´Oceanogràfic como por ejemplo que reúne 42 millones de litros de agua, que los acuarios son de metacrilato para que no haya reflejos, que gran parte de la comida se compra en los paises nórdicos porque allí tiene más grasa o que la comida que no devoran los peces se absorbe para que no contamine.

Habló incluso de factores que elevan el gasto, como las enormes cantidades de comida que hay que comprar para alimentar a 45.000 animales, y las circunstancias que suponen un ahorro, como el hecho de que la toma de agua esté situada en la Malva-rosa y que la buena calidad de la misma abarate la «fabricación» del líquido elemento en el que se desarrolla la vida de más de 500 especies.

Al hilo de estas reflexiones, Torner quiso poner sobre la mesa, como elemento destacable de l´Oceanogràfic, el hecho de que haya superado su faceta de zoo marino para ser un referente en investigación valorado al más alto nivel.

Al respecto, subrayó que en el año 2007 se celebró allí el primer congreso de biodiversidad, al que acudieron, resaltó, cinco de los cincuenta científicos más influyentes del planeta.

Por unas cosas y por otras, de lo que nadie tuvo duda es del gran futuro de estas instalaciones, ahora también premiadas por este periódico al llegar a los doce millones de visitantes.