El músculo musical valenciano -integrado por las bandas, las escuelas de música y los centros de enseñanza reglada- vive tiempos inciertos. Las deudas asfixian a las entidades y las subvenciones de la Generalitat llegan -cuando lo hacen- tarde. El sector se encuentra en una situación límite, razón que llevó a la la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana (FSMCV) a convocar ayer una asamblea extraordinaria en el complejo deportivo de la Rambleta.

La cita comenzó a las once de la mañana, una hora después de la hora marcada en un principio. El retraso se debió a problemas en el registro por la alta asistencia. La FSMCV integra a 536 sociedades musicales de la Comunitat -más del 50% del total nacional- y los socios no esconden su inquietud ante las dificultades económicas. Todos los implicados se juegan mucho. Y lo saben.

Durante las tres primeras horas del encuentro, los presentes valoraron distintas alternativas para sobrevivir a la crisis y a los impagos. Una de las opciones fue la propuesta negociada por la cúpula de FSMCV con Triodos Bank para que el banco holandés adelante hasta el 60% de la suma que adeuda la Generalitat a través de acuerdos bancarios individuales con las bandas. Tal y cómo publicó ayer Levante-EMV, las sociedades deberán fundamentar sus peticiones con documentación oficial que avale que cuentan con una subvención de la Generalitat.

Josep Francesc Almería, presidente de la FSMCV, comentó que "nosotros ponemos a disposición de los socios este tipo de productos bancarios, ahora es decisión suya apostar por acudir a la banca privada". La federación ha hecho un amplio trabajo de campo para poner nombre y apellidos a la difícil situación del sector. Almería confirmó que "podemos decir que el 40% de las bandas están en peligro por los impagos del Consell, sino cumplen pronto muchas deberán cerrar".

Los portavoces de las sociedades musicales también valoraron dos convenios conjuntos con el banco ético. El primero se centró en la posibilidad de financiar el llamado programa de intercambio entre bandas y fue rechazado. Directores y tesoreros consultados explicaron que el programa puede suponer un gasto anual de 1.000 euros para las entidades: "por estas cantidades no queremos meternos en un préstamo".

La asamblea sí dio el visto bueno a la firma de un crédito para continuar con el proyecto de la FSMCV. Almería confirmó que "los socios no serán responsables de las cargas financieras, solamente la federación. Apostamos por esta vía porque los impagos también nos ahogan".

La votación de ambas propuestas tuvo lugar minutos después del punto álgido de la jornada: la aparición de Serafín Castellano. El conseller de Gobernación fue recibido con pitos a su llegada a la sala, en un ambiente marcado por el descontento. Durante su alocución, realizó un amplio análisis de la financiación recibida por las sociedades musicales durante los últimos años y destacó que "las bandas nunca han contado con tanto apoyo económico".

A su vez, Castellano también reforzó su compromiso de "pagar las subvenciones, como hemos hecho todos los años", aunque no precisó fecha alguna: "solamente puedo decir que pagaremos después del verano".

Debate abierto

Tras su primera intervención, Castellano se mostró abierto a debatir y no esquivó tema alguno. Recibió tibios aplausos tras algún turno de palabra y contestó duramente en algunos momentos. Reconoció que "yo he sido músico de banda y hablo vuestro lenguaje, pagar a las sociedades musicales es prioritario para mí".

Poco a poco, la cita se fue calentando. La falta de una fecha y de una solución concreta al problema de los impagos crispó a gran parte de los presentes. Algunos de los portavoces cuestionaron al final la presencia del conseller y llegaron a pedirle que se marchara: "llevamos un rato hablando sobre lo mismo y no tenemos soluciones. Debemos olvidarnos de las subvenciones y votar las propuestas de financiación privada". Quizá, el de ayer fue el principio de un cambio de modelo en el estrato musical valenciano.

Museros no abrirá su escuela en octubre

La deuda del Consell con las bandas ya supera los seis millones de euros. Es una cifra global, que lastra las economías de 536 entidades. Como suele ocurrir en estos casos, la frialdad de los números se superpone a historias crudas, difíciles. Las sociedades musicales son uno de los ejes principales del tejido asociativo valenciano. Prácticamente todos los pueblos cuentan con una banda con la que sus ciudadanos se identifican. Por ello, el cierre de entidades siempre se convierte en un varapalo para los implicados. El portavoz de la escuela de Museros fue uno de los primeros socios de la FSMCV en tomar la palabra durante el diálogo con Serafín Castellano. Ante la falta de precisión en las fechas, no tuvo reparos en reconocer que "nosotros cerraremos el centro en octubre. No podemos más y no queremos endeudar la banda ni pedir a los padres las cuotas que cubrirían los costes reales". Castellano se mostró receptivo a su situación, pero apuntó que "el Consell es responsable de los centros de enseñanza reglada, no de las escuelas de educandos. Nuestra voluntad es ayudar a estos centros, pero no es una obligación". Esta visión del conseller fue contestada por Ximo Soler, miembro de la junta de la FSMCV. El portavoz recordó a Castellano que "la ley valenciana de la música reconoce los derechos de las escuelas y lo que dice usted no es cierto. Lo que ocurre es que la normativa no está desarrollada en un 60%".