La potencia del manantial de Rozaleme, en Requena, que conserva el topónimo árabe, traducible como «montaña» o «cabeza» de agua, permitía mover en el siglo XVII siete molinos situados junto a la acequia. En 1908 y 1913 se aforaron 400 litros por segundo. La apertura de pozos y el uso de potentes bombas ha hecho que el nivel freático y el de las aportaciones bajara año tras año. Definitivamente, el manantial dejó de manar y la fuente es hoy solo una ruina seca.