Los seres humanos construyen ciudades, desde hace miles de años, con la tierra como principal material de construcción. Pero la arquitectura de tierra no sólo es una cuestión del pasado, sino que es «una técnica que se está volviendo a utilizar, porque funciona a nivel climático por su estupendo aislamiento térmico y por su sostenibilidad». Y la prueba es el Primer Congreso Internacional de Restauración de Arquitectura de Tapia, que se celebra en la Universidad Politécnica de Valencia desde ayer y hasta el sábado con la presencia de 200 expertos procedentes de más de veinte países de los cinco continentes. «En el congreso se van a analizar las técnicas constructivas y de restauración de la arquitectura de tierra» a través de casi un centenar de comunicaciones que se ofrecen durante las dos primeras sesiones del congreso, explicaba ayer a Levante-EMV, Camilla Mileto, organizadora junto a Fernando Vegas y Valentina Cristini de esta cita arquitectónica internacional. Mileto recordaba que sólo en Europa existen «setenta y dos maneras diferentes de realizar la arquitectura de tapia, y más de cien en todo el mundo, aunque todas se agrupan básicamente en cuatro grandes familias: la tapia, el adobe, el entramado y la pared de mano». Y añade que el principal enemigo y problema de la arquitectura de tierra es «el agua, aunque como dicen los ingleses, con un buen "sombrero" y unas "botas de agua", la tapia se conserva en buen estado durante años».

Entre los expertos internacionales que acuden a Valencia, Fernando Vegas destaca al «arquitecto francés, Hubert Guillaud, uno de los más importantes especialistas y miembro del grupo CraTerre, de la escuela de arquitectura de Grenoble, que lidera desde hace más de treinta años, la investigación en la arquitectura de tierra» y de Frank Matero, director del máster de restauración de Pennsylvania.

También acuden los principales arquitectos valencianos expertos en restauración del patrimonio para exponer los detalles de algunas de sus intervenciones como Fernando Vegas y Camilla Mileto (premiados por sus intervenciones en el Rincón de Ademúz y la Torre Bofilla de Bétera), junto a Miguel del Rey (Castillo de Biar), Francisco Taberner (ciudad amurallada de Mascarell), Carmel Gradolí (torre de Benifaió), Vicent García Martínez (castillo de Alaquàs), Vicent Torregrosa (castillo de Xàtiva) o Elisa Moliner y Luis Almena (castillo de Sagunt), entre otros. «Porque la arquitectura de tierra y la de tapia constituye un patrimonio arquitectónico de primer orden en la península ibérica, documentada desde la época romana», explica el arquitecto Fernando Vegas. Y en la Comunitat Valenciana, «la arquitectura de tierra está presente en masías y casas populares, en torres y fortalezas, erigidas entre los siglos XII y XIII en su mayoría, que son los edificios en pie más antiguos de la C. Valenciana», añade el arquitecto. La razón de su aguante a lo largo de los siglos, explica Camilla Mileto, «son sus grosores que entre 45 centímetros y hasta el metro y medio en algunas fortalezas».