Parece fácil que un tomate sepa a tomate pero los amantes de esta solanácea saben que no hay nada más complicado que encontrar un tomate que sepa como tal y que no tenga un precio astronómico.

La respuesta a este dilema podría estar un poco más cerca gracias a una investigación internacional en la que ha participado el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas en el que participan la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Los investigadores han descubierto que un mutación provocada hace unas décadas para evitar "los hombros verdes" en el tomate y ofrecer productos uniformemente maduros podría ser la responsable de que "los tomates ya no sepan a tomate".

El trabajo, publicado hoy en la revista "Science", ha logrado identificar el gen de la mutación "u" que produce tomates uniformemente maduros sin los típicos "hombros verdes". Lo llamativo es que esta modificación introducida para generar tomates mejor presentados "podría haber afectado negativamente a la calidad de los frutos", según explica Antonio Granell, investigador del Instituto de Biología Molecular.

"Los resultados de esta investigación han podido demostrar que los frutos "u" con maduración uniforme llevan una mutación, una A de más en la secuencia de uno de los genes GLK2, que hace que no produzca la proteína completa codificada por este gen, sino una versión truncada y que por tanto no puede desempeñar la función que tenía", añade el investigador.

El GLK2 tiene, entre otras misiones, la de controlar los cloroplastos, el órgano celular encargado de sintetizar los azúcares a partir del CO2 y de la luz mediante el proceso de fotosíntesis.

Sin embargo, las modificaciones introducidas en la mayoría de las variedades comerciales del tomate provocaron la aparición de un GLK2 "que no es funcional". Una de las consecuencias es que la mutación produce frutos en desarrollo de un verde pálido y sin hombros verdes que apenas acumula azúcares y otros elementos cuando maduran.

"Identificar que se puede mejorar el contenido de azúcares y de licopeno actuando a nivel de los genes GLK nos abre un nuevo camino para producir frutos de mayor calidad", concluye.