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e asombra que los partidos políticos con representación parlamentaria no hayan llamado ya a capítulo en las Corts a Serafín Castellano para preguntarle por el por qué de tanto incendio forestal y por qué tanta ineficiencia en la extinción de los mismos. Todo apunta a que el PP va ganarle el récord en incendios forestales al PSOE de Lerma allá por los fatídicos años 80.

Da la impresión de que sus señorías en la agradable climatización del hemiciclo de las Corts Valencianes no les duele en el alma ver cómo se volatilizan cuales inmensas fallas de verano los mejores pulmones verdes de las tierras valencianas.

También están los señores diputados para inquerir a Serafín Castellano o a Alberto Fabra sobre este desmadre incendiario que de forma tan desgarradora está devastando los mejores pulmones verdes del territorio autóctono. No se molesten en pensar. La pregunta es: ¿Ha habido disminución de personal y medios en la lucha contra los incendios forestales?

Los efectos terroríficos del fuego no sólo se deben al calor, al descuidado de turno o al demente pirómano, es decir, a la acción, también, y en gran parte, a la omisión, a las ineficaces y tardanas medias en luchar contra las llamas. Cualquiera que se visite las hemerotecas podrá comprobar que nunca como este año a la Generalitat Valenciana se le están quemando los montes, responsabilidad que cabe atribuírsela a Serafín Castellano, más preocupado por controlar el poder interno del partido que por apagar los fuegos de nuestras montañas.

A mí me da la espina de que la tardanza en llegar los efectivos al foco de los incendios no se debe a las malas carreteras o carriles, sino a que no hay prevención, limpieza del monte, brigadas suficientes, ni guardia en estado permanente de alerta.

Le falta poner en práctica lo que en medios bomberiles se llama "la primera poalà". En cualquier incendio doméstico, industrial o forestal, lo más efectivo es "la poalà a temps". Producido el foco, se acude al lugar y se sofoca, evitándose la catástrofe.

Ahora tenemos la tragedia en lo que se viene llamando la Suiza valenciana, Dos Aguas, y en los linderos de la Reserva Nacional de Caza, preciosos bosques de nuestro patrimonio forestal, que están siendo triturados por el fuego.

Con facilidad se excusa por Serafín Castellano que ello ocurre por mal intencionados pirómanos y porque las zonas son de difícil acceso. Se calla el ambicioso y mentiroso político que el problema, además de por acción, es por omisión o inacción de su conselleria.

Se ha eliminado de la lucha contra los incendios forestales algo que siempre resultó muy eficaz: "la poalà a temps". Un avión que en verano estaba constantemente volando, durante el día, el territorio autonómico, cargado de agua, y que en pocos minutos llegaba al lugar del foco de fuego y lo apagaba. Se ha eliminado para ahorrar dinero en horas de vuelo y combustible. Dicen que es costoso económicamente el procedimiento.

Costoso, pero eficiente. El dinero gastado en carburante salvó durante años miles de hectáreas de nuestros bosques. Serafín Castellano está feliz por lo que está ahorrando recortando el avión de la "poalà a temps", no le da para pensar lo que dicho ahorro o recorte del avión nos está costando en hectáreas forestales, en zonas ecológicas tan importantes como la que está afectada estos días en Dos Aguas-Cortes de Pallás.

Hagan una simple operación matemática. Sumen lo que cuesta un avión apagafuegos en vuelo permanente durante los días de verano y sumen lo que el fuego ha hecho cenizas sólo en lo que llevamos de año, no sólo económica, también ecológicamente. Piensen además en lo que nos queda de ejercicio.

Para la Fórmula 1, las copas de américa y vueltas al mundo en barquitos, no le duele a Serafín Castellano gastarse el dinero, pero para apagar incendios es como arrancarle a jirones el alma. Menos mal que está el Ejército de apagafuegos, mientras no lo acaben de desarticular.