Esta noche, a las doce, los vigilantes de Halcón Seguridad abandonarán la Ciudad de la Luz para no volver. El guión está escrito y no es el de ninguna de las películas que podrían rodarse en el complejo cinematográfico ubicado en Alicante. A la contratista de la vigilancia del «Hollywood valenciano» se le agotado la paciencia y el músculo financiero y no piensa seguir prestando el servicio hasta que no se le paguen los aproximadamente 400.000 euros que le adeuda Aguamarga Gestión de Estudios, la firma que, como asesoría y después como gestora, explota las instalaciones de cine desde que se pusieron en marcha en el año 2000.

La empresa de seguridad anunció a Aguamarga sus intenciones de retirarse, en tiempo y forma para no incurrir en incumplimiento de contrato. La sociedad pública Ciudad de la Luz, propietaria del complejo de rodajes de películas y series, y Aguamarga no habían conseguido el viernes encontrar una empresa que aceptara subrogarse al contrato para prestar el servicio de protección a la ciudad del cine, según constató este diario en diversas fuentes de las empresas implicadas.

Las razones de impago que llevan a la retirada de la actual contratista han ahuyentado obviamente a firmas puntera del sector de la seguridad que, en circunstancias normales, pueden hacerse cargo de estos complejos. La Ciudad de la Luz, donde se han grabado supreproducciones como Astérix en los Juegos Olímpicos o ha trabajado el mismísimo Francis Ford Coppola, podrían quedar un tanto expuestas si a última hora no se cierra un acuerdo para solucionar la marcha de Halcón Seguridad.

La empresa Aguamarga Gestión de Estudios se encuentra, desde el pasado 16 de diciembre, en concurso de acreedores. Su deuda global, según el expediente presentado, asciende a unos 2,8 millones de euros. Desde esta firma subrayan que la agónica situación que arrastran se debe fundamentalmente a que la Generalitat les adeuda unos 6 millones de euros. Las primeras facturas que han construido esa cantidad se remontan nada menos que a septiembre de 2009. De hecho, Aguamarga presentó en septiembre de 2010 una demanda en la que reclamaba los pagos pendientes, que entonces ascendían a dos millones. Al mes siguiente, la Ciudad de la Luz respondió con la ruptura unilateral del contrato con la firma gestora.

Ruptura no reconocida

Desde entonces la situación es dramática en lo económico y kafkiana. Aguamarga explota las instalaciones—el contrato expira en 2014, pero es prorrogable hasta el año 2021—pero la Ciudad de la Luz no la reconoce como tal. Es más, la firma que gestiona el complejo se queja de que Ciudad de la Luz no sólo no les facilita su trabajo, sino que incluso les pone serios impedimentos. Por ejemplo aducen desde Aguamarga que han perdido contratos porque la sociedad pública no ha procedido al llenado del gran lago de rodajes como sería deseable.

Aunque se han producido aproximaciones, sigue sin haber ningún acuerdo. Desde Aguamarga se asegura tajantemente que no piensan irse de ninguna de las maneras.

Una «producción» con 200 millones de agujero

En su reparto de proyectos y eventos por toda la geografía valenciana, el expresidente Zaplana quiso que a Alicante le tocara la Ciudad de la Luz, igual que a Benidorm le correspondió Terra Mítica o a Valencia, la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Las cuentas de la empresa pública de los rodajes son ruinosas, como las de la mayoría del sector público. La Generalitat ha aportado, a través de la Sociedad Proyectos Temáticos de la Comunitat Valenciana, 160 millones en créditos. Con todo, Ciudad de la Luz acumula una deuda que roza los 200 millones de euros. De las tres fases programadas para construir el complejo, se remató la primera y el 40% de la segunda.