Aquello de «la vida pirata es la vida mejor» ha pasado a ser «la vida Erasmus es la vida mejor». No sólo por las ventajas que implica disfrutar de una de estas becas de estudio, que permite cursar uno o dos semestres en cualquier universidad de Europa, sino porque la situación de crisis, el futuro más que azabache y las pocas perspectivas de encontrar trabajo al finalizar la carrera universitaria sume a muchos estudiantes erasmus en una depresión. La idealización de este período, sumado a la difícil situación socioeconómica, supone un duro golpe que ha hecho multiplicarse el número de universitarios que acude a consultas psicológicas.

«Está habiendo un aumento de casos de depresión en postuniversitarios», que se enfrentan a más del 50 % de paro juvenil tras acabar sus estudios. «Esto se agrava en los estudiantes erasmus, que se han pasado un año ajenos a la situación de crisis, en una realidad paralela, y cuando vuelven se encuentran con un panorama desolador», explica la psicóloga Margarita Mondoño, experta en cuadros depresivos.

Este «desajuste con el entorno» provoca dificultades de comunicación, pérdida de interés en los estudios, idealización de la época vivida y conductas asociales (no querer ir con los amigos de siempre, por ejemplo). «Lo primero que hay que hacer es desdramatizar la situación. Antes de partir se les debería explicar lo que sucederá a la vuelta. A la ida, sólo explican la parte positiva, pero a la vuelta se encuentran totalmente desubicados». A esto muchas veces se le suma la ruptura con su pareja, si la tenían.

El tiempo de readaptación suele ser entre cuatro y ocho semanas. Si pasado este período continúa la desapacible sensación de no saber qué sucede, donde estás ni porqué, lo recomendable es acudir a un psicólogo, añade Mondoño.

La ayuda de los hermanos

La depresión post-Erasmus empeora en los casos de hijos únicos, según la experta, que se sienten más solos y desamparados tras su experiencia «de color de rosa». Los hermanos constituyen un pilar muy importante para recuperarse de esta crisis personal.

Y es que ayudar económicamente al núcleo familiar constituye uno de los mayores focos de ansiedad de los recién llegados, ya que se encuentran un panorama bastante diferente al que se dejaron hace unos meses. En ediciones anteriores de Erasmus, «la vuelta era traumática, pero como lo es la vuelta de las vacaciones, por ejemplo. Ahora, ni haber terminado una titulación universitaria, ni saber más idiomas ni nada de lo que hayas hecho te garantiza el éxito a la vuelta, por lo que la frustración es mayor», indica la psicóloga.