Varios usuarios del pantalán público del puerto de Peñíscola han acusado a Ports de la Generalitat de tener «totalmente olvidado» este recinto, que cuenta en la actualidad con 76 amarres. Hay una larga lista de espera ante la falta de un puerto deportivo que pueda dar respuesta a la demanda existente.

Las quejas comenzaron en 2007. Desde ese año, los usuarios han venido advirtiendo de las deficiencias y la falta de mantenimiento. Reclamaron algunos servicios básicos imprescindibles como tomas de agua y enchufes, así como una puerta al pantalán para evitar el libre acceso. «Desde 2009, las torres de luz funcionan mal y desde el pasado octubre ya no se encienden. A pesar de que hemos avisado a Valencia, tampoco las arreglan y no nos hacen demasiado caso», explican.

También la madera del pantalán, que debe tratarse anualmente y barnizarla para garantizar un correcto mantenimiento, «se está secando y astillando». Los usuarios lamentan que «se hagan inversiones, muy cuantiosas para que después no se cuiden».

La crisis en el puerto deportivo de Benicarló se ha notado poco. Según ironizaba el gerente y administrador del complejo, Francisco Carvajal, «la crisis aquí se arrastra desde su creación hace diez años». La instalación cuenta con 300 amarres, de los cuales el 80 % están ocupados. El gerente advertía que si bien se ha detectado que el cliente nacional con base en el puerto sale menos, las embarcaciones transeúntes son las mismas que se registraron el año pasado y el anterior. Al respecto se han percibido cambios en la procedencia y se han aumentado los barcos de nacionalidad francesa. En estas instalaciones se pueden encontrar amarres desde 200 € al mes. Actualmente, existe un proyecto para ampliar el club náutico por el norte, que permitiría ampliar el número de amarres hasta los 700.

El puerto deportivo de Orpesa continúa su actividad con pocas diferencias con respecto a años anteriores. Su gerente, Arturo Peña, afirma que la situación que se vive es «sostenible» y que no se han visto obligados a reducir el precio de los 9 amarres que tienen a la venta, pero, eso sí, reconoce que ha visto anuncios de particulares en los que «están bajando». También se ha registrado una menor utilización de las embarcaciones, lo que ha repercutido en el consumo de carburante, con una caída del 15 %.

El Club Náutico de Vinaròs cuenta con 250 amarres, de los que 220 están ocupados todo el año. Se trata de un club pequeño, con 270 socios, cifra que prácticamente no ha variado en el último año. El puerto deportivo se encuentra en el interior del puerto y las esloras de las embarcaciones amarradas oscilan entre los 5 a 15 metros. El club se ha visto afectado por la crisis, pero al contar con embarcaciones pequeñas y cuotas de amarre económicas, la situación no presenta tantos problemas con respecto otros clubes mayores. Algunos propietarios han puesto a la venta sus embarcaciones.

Burriana cuenta con dos puertos deportivos, Burriana Nova, una marina creada en 2007, y el Club Náutico Burriana, de 1972. El primero de ellos es la «antítesis de la crisis», porque, señala el gerente, «hemos ajustado precios y aumentado servicios», pero, sobre todo, «nos hemos exigido mucho más para buscar los nichos de mercado que antes no hacía falta buscar».

Registró una ocupación del 9 % entre 2007 y 2009 , pasando al 35 % en 2010. «Ahora trabajamos con empresas chárter, con profesionales que quieren un buen servicio para hibernar sus embarcaciones, y aumentamos los servicios».

Caen los grandes eventos, las regatas y los concursos de pesca

Una asamblea del club náutico, celebrada recientemente, rechazó aumentar la cuota anual por amarre de barco, pese a estar sufriendo los efectos de la crisis. El descenso en el número de grandes eventos, regatas y concursos de pesca ha sido notable en los últimos tres años, lo que ha provocado una disminución de la actividad y, como consecuencia, de los ingresos. Este tipo de competiciones llegaba a congregar hasta 80 grandes embarcaciones, mientras que ahora rara es la vez que superan la veintena. «La crisis se ha notado hasta en el restaurante del club náutico, que ha ajustado su horario y en ciertos días está cerrado», asegura un socio.

El lujo de los barcos no ha desaparecido del principal puerto deportivo de Castelló, pero sí ha caído considerablemente la actividad, o lo que es lo mismo, los barcos se mueven mucho menos. «Habría que hacer más publicidad para atraer embarcaciones de fuera y ofrecer puntos de amarre más baratos que, por ejemplo, en Baleares», explican fuentes próximas al club, cuyos precios, con la subida del IVA, volverán a incrementarse, lo que retraerá aún más su actividad. «Nos han propuesto una subida de entre el 15 y el 20 % y los socios hemos dicho que no. Sobre todo porque se trata de un incremento no justificado y porque no lleva aparejados más servicios», añade uno de los afectados. j. a. castelló