Primer fin de semana de agosto y el paseo marítimo de Valencia lleno hasta la bandera a las diez de la noche. Pero no tanto en las terrazas de los restaurantes, para disgusto de los hosteleros de la zona, como en el mismo paseo, donde miles de vecinos de la ciudad y de los pueblos del área metropolitana inundaron de mesas y sillas de "camping" la larga vía peatonal que acompaña a las playas desde el puerto hasta la Patacona. Un bocadillo, una neverita, bebida fresca e incluso café en un termo son suficientes para pasar una económica velada veraniega, al más puro estilo de los años sesenta, cuando la economía tampoco permitía excesivos lujos vacacionales.

Cada noche de viernes y sábado, desde que las altas temperaturas veraniegas invitan a salir "a la fresca" para poder conciliar el sueño, centenares de familias se acercan hasta la playa de la Malva-rosa a cenar acompañados de la brisa marina. En algunos tramos de la avenida pegada al mar también se puede disfrutar de bailes de salón al aire libre.