Más allá del placer, el juguete erótico más exitoso de todos los tiempos, el vibrador, puede convertirse en el instrumento ideal para tratar algunos de los problemas de disfunción sexual más extendidos. Hombres y mujeres con casos de anorgasmia, vaginismo o acortamiento de pene, encuentran en este aparato un aliado para progresar en su vida sexual, y por tanto, también en su salud.

Así lo recoge un gran estudio llevado a cabo con 3.8000 mujeres entre 18 y 68 años. La investigación constata que los vibradores mejoran la función sexual y promueven comportamientos saludables. El proyecto, llevado a cabo por el Centro de Promoción de la Salud Sexual en la Universidad de Indiana (EE.UU) revela que la mayoría de las mujeres (un 52%) reconoció haber usado un vibrador. El 83% lo empleaba para estimular el clítoris, mientras que el 64% lo usaba en el interior de su vagina.

Una de las utilidades que los expertos atribuyen a los vibradores es como tratamiento de la anorgasmia, es decir, la ausencia del orgasmo tras una fase de excitación normal, una de las disfunciones sexuales más comunes de la mujer.

Para el psicólogo y sexólogo clínico valenciano Manuel Fernández, está confirmado que los vibradores son un factor en el tratamiento para aquellas personas "con incapacidad de llegar al orgasmo", ya que, según explica el especialista, "con esta herramienta la mujer o el hombre aprende a conocerse más a sí mismo, aprende las reacciones de su cuerpo y también a estimularse".

En este sentido, la mejor opción para el tratamiento es un vibrador que se pueda modular, con lo que el usuario puede localizar los puntos y las zonas en los que es más sensible y también cómo actuar sobre ellos. La mayoría de los casos que pasan por la consulta de Manuel Fernández acuden para solucionar problemas de disfunciones y asegura este sexólogo que lo mejor es "el control del vibrador como un instrumento clínico" más allá del uso privado que cada uno prefiera. En el caso de los hombres, existen varios diseños de vibradores anales y algunos más específicos para aquellos que hayan sufrido, por distintas causas, un acortamiento del miembro. El uso controlado en estos casos sigue siendo lo más aconsejable

Efectos secundarios

En este punto, la encuesta norteamericana asegura que este tipo de juguetes apenas deja efectos secundarios. Los expertos señalan que la mayoría de los encuestados (71%) manifestó que nunca había tenido un problema con su vibrador, aunque el 16% experimentó un entumecimiento de los genitales al menos durante algunos días. Para evitarlo, se recomienda mantener una buena higiene y no compartir los vibradores así como un uso moderado de estos juguetes.

Así, el único verdadero riesgo que corre el que apueste por la utilización de estos instrumentos radica en un su uso exclusivo y prolongado. Tal como resalta Manuel Fernández, "el problema del vibrador es que es mecánico e inagotable y un uso muy continuado de este tipo de productos puede hacer que el umbral del orgasmo aumente en gran medida y luego, en las relaciones con otras personas, sea más complicado llegar a alcanzarlo. Por eso desde el punto de vista clínico, si se usa como tratamiento de alguna disfunción, lo preferible es que se use bajo la atenta supervisión del algún experto".

Por otra parte, muchos son reacios a probar las ventajas del vibrador y otros tipos de artefactos por el miedo a que a la larga se puedan convertir en un sustitutivo del sexo "interactivo". Sobre este temor, Fernández incide en que el vibrador sólo logra sustituir al sexo "si confluyen muchos factores personales" ya que "normalmente, se emplea durante etapas y fases concretas del individuo", por eso, advierte que un "uso exclusivo del vibrador podría afectar a la hora de mantener relaciones con otras personas".

Sin embargo, este profesional de la sexología asevera que con el paso de los años y con la "liberación sexual de la mujer", el vibrador y el resto de los juguetes eróticos están "cada vez están más aceptados socialmente, sobre todo en las relaciones de pareja en las que se pretende no caer en la monotonía sexual". Fernández apunta que estas parejas han perdido el pudor a entrar en las tiendas para adquirir "novedades".

Fue creado en 1880 para combatir la "histeria"

Fue un médico británico, Joseph Mortimer Granville, quien inventó en la década de los 1880 el primer vibrador a baterías. El objetivo era usarlo en el consultorio médico como herramienta terapéutica para combatir lo que en la época victoriana se conocía como "histeria femenina". En 1952, la Asociación Americana de Psiquiatría declaró oficialmente que ésta no era una enfermedad, sino un mito anticuado. Fue entonces cuando estos aparatos pasaron a ser considerados simples juguetes sexuales. Desde ese instante, los vibradores han evolucionado en cientos de formas y diseños, y más allá de proporcionar placer, se han convertido en prácticos instrumentos clínicos para luchar contra las disfunciones sexuales, ya sean propiciadas por anorgasmia, vaginismo o trastornos del deseo sexual. A. mauleón valencia