El pulmón verde del interior de las comarcas de l'Alacantí, l'Alcoià y El Comptat seguía ayer ardiendo, aunque el incendio estaba acotado y se esperaba poder darlo por controlado hoy. Más de 250 efectivos y 16 medios aéreos trabajaban ayer en este siniestro forestal declarado en la Torre de les Maçanes, que ha afectado a unas 600 hectáreas y que se cobró en la madrugada del lunes la vida de una segunda persona, el brigadista de la Pobla del Duc Emilio Abargues que estaba ingresado en el Hospital General de Alicante por las quemaduras sufridas durante las tareas de extinción. Los otros dos brigadistas heridos evolucionan favorablemente.

El siniestro logró ayer ser estabilizado y perimetrado, sin llamas, tras afectar en una primera estimación 600 hectáreas, pero al cierre de esta edición permanecía sin controlar y seguía activo. La favorable meteorología de la jornada de ayer, con una ligera bajada de temperaturas y poco viento, facilitó los trabajos y de mantenerse esta situación se esperaba que a lo largo de la jornada de hoy se diera por controlado con lo que ya no se correría peligro de que las llamas se extendieran por otras zonas. En cualquier caso no se podría dar por extinguido antes del fin de semana.

El conductor del vehículo cuya avería originó el trágico incendio reside en Xixona, tiene una casa en la partida de la Rabosina, donde se produjo el siniestro, y acudió ayer a declarar ante la Guardia Civil, aunque el calidad de testigo.

La Guardia Civil investiga lo sucedido y en la mañana de ayer la Policía Científica revisó el vehículo causante de esta catástrofe que el domingo se cobró la vida del agente medioambiental Ernesto Aparicio. Además, otros dos brigadistas permanecen heridos de gravedad por las quemadura sufridas en el incendio. Uno, cuya identidad se desconoce, está ingresado en el Hospital Sant Joan de Alicante y el otro, Pedro López, en Murcia, de donde es natural.

Por otra parte dos juzgados de Alicante han abierto diligencias por la muerte de los dos efectivos de extinción, según se informó ayer desde el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana. Por un lado, el juzgado de instrucción número dos de San Vicente del Raspeig abrió las diligencias por el fallecimiento del agente medioambiental en el incendio mientras intervenía en las labores de extinción. Este juzgado será el competente para hacerse cargo también de la investigación del siniestro, ya que el municipio afectado forma parte de ese partido judicial. Paralelamente, el juzgado de guardia de Alicante abrió diligencias por la muerte del segundo de los miembros de los servicios de extinción cuando se encontraba ingresado en el Hospital General de Alicante. Todo apunta que el juzgado se inhibirá al de San Vicente para que se investiguen conjuntamente ambas muertes. Las fuentes consultadas por este diario señalaron que la ley obliga a investigar tanto las causas de los incendios como todas aquellas muerte que no hayan sido por causas naturales. De todas maneras, desde la Fiscalía se apuntó ayer que por ahora los datos que se conocían sobre el incendio apuntaba a que la causa había sido accidental, sin que hubiera indicios que se había debido a una negligencia.

"Una explosión de aire cálido"

Según el testimonio aportado por los dos heridos a diversas personas, entre ellas al alcalde de Penáguila, que recogió a uno de ellos al encontrarle en una pista forestal, dos brigadas estaban realizando tareas de extinción en este punto cuando una llamarada causada por la explosión de bolsas de aire alcanzó a varios de los efectivos sobre el terreno.

Tras el incidente, al menos dos de estos efectivos, que estaban heridos, abandonaron el lugar a pie y comenzaron el descenso desde la zona en la que se encontraban trabajando, momento en el que el alcalde de la localidad vecina de Penáguila, Carlos Blanes, que viajaba en su automóvil hasta La Torre para interesarse por la situación del incendio, localizó a ambos. En ese momento, Blanes subió a uno de los heridos a su automóvil y el otro hizo lo propio en un segundo vehículo en el que viajaban la mujer y la hija del alcalde, por lo que trasladaron a los afectados hasta Penáguila. Una vez en la población, y a la espera de la llegada de los efectivos sanitarios, varios turistas que se encontraban en el municipio y que eran médicos y asistentes de profesión se hicieron cargo de los heridos en primera instancia.