La gravísima situación financiera que sufre la Generalitat ha dejado por el camino dos nuevos cadáveres a punto de llegar a la orilla. Si el aeropuerto de Castelló está totalmente finalizado pero no se abre por falta de recursos, esta semana se certificó que el hospital comarcal de Llíria no se abrirá "ni a corto ni a medio plazo", puesto que sus accesos han sido tapiados para evitar el vandalismo. Este centro se suma al nuevo hospital de Gandia, que se encuentra en idéntica situación aunque, de momento, no se han puesto ladrillos en sus puertas.

La Generalitat ha gastado ya en la construcción de estas dos obras unos 50 millones de euros, 20 en Llíria y 30 en Gandia. Un dinero que se puede considerar como enterrado a la espera de poder rentabilizarlo, bien a través de una venta a un inversor privado, bien cuando se disponga de 20 millones euros para poner en marcha las infraestructuras, según defendían desde el Consell esta semana.

La obras del hospital de Llíria empezaron a finales de 2006 y se dio como plazo de finalización de la infraestructura el 2009. Los sucesivos retrasos, con escándalo incluido en una de las concesionarias, frenaron más si cabe su finalización. Y es que la constructora castellanoleonesa Begar, propiedad del imputado por el caso Gürtel José Luis Ulibarri, fue adjudicataria junto a Ocide, que se tuvo que quedar con toda la obra tras la quiebra de firma del implicado en la trama corrupta.

Pero si el tapiado de los accesos al centro ha resultado un shock para los 100.000 vecinos de los Serrados y Camp de Túria que iban a ser atendidos, la situación se veía venir aunque el Consell tampoco lo disimulaba. El conseller de Sanidad, Luis Rosado, ya reconocía en noviembre de 2011 que la puesta en marcha de los centros en construcción iba a ser muy complicada: "Los nuevos hospitales se abrirán cuando la sociedad valenciana pueda permitirse el lujo de poder abrirlos".

La versión de ahora es la misma. Lo que parece haber cambiado es el plazo en que estos edificios públicos se abran. "Las infraestructuras sanitarias pendientes se irán completando y poniendo en funcionamiento conforme sea posible y en base a la situación financiera, y hay que tener en cuenta que la puesta en marcha del hospital de Llíria supondrá consolidar un gasto anual del orden de unos 20 millones de euros", apuntan desde la Generalitat. Unos 20 millones que ahora ni están ni se les esperan, máxime cuando el Consell ha tenido que acudir de urgencia al Estado a solicitar liquidez.

Un caso calcado al de Llíria es del de Gandia. El centro lleva casi parado desde las pasadas elecciones y en él se han invertido ya más de 30 millones. En dos meses podría estar acabado pero la falta de dinero hace que en estos momentos una enorme valla rodee el edifico, que está constantemente vigilado por seguridad privada.