Las obras hidráulicas ejecutadas por Acuamed y la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) entre 2004 y 2012 acumulan unos sobrecostes de 327,5 millones, según el análisis realizado por el Ministerio de Medio Ambiente en más de mil expedientes tramitados por la administración central. Los sobrecostes en las obras hidráulicas de toda España ascienden a 1.500 millones, un 29% del presupuesto inicial que salió a concurso, según publicaba ayer "El País".

El departamento que dirige Miguel Arias Cañete ha revisado 1.237 expedientes de contratación de obras hidráulicas entre 2004 y el primer trimestre de 2012 en los que se ha producido una desviación económica: "la diferencia entre el importe de adjudicación del contrato y el importa finalmente pagado por la ejecución".

La sociedad estatal Acuamed, encargada de construir la mayoría de las desaladoras en el litoral mediterráneo y la conducción del trasvase Xúquer-Vinalopó, es la que más sobrecostes acumula, aunque también era la que contaba con un mayor presupuesto. Desde 2004 y hasta el primer trimestre de 2012, Acuamed ha pasado de un presupuesto de adjudicación de 1.302 millones a 1.619 millones de euros, un incremento de 316 millones (el 24,31%). La desaladora de Torrevieja es un ejemplo de esta situación ya que ha sufrido retrasos y cambios en el proyecto, entre otras causas por las pegas planteadas por el ayuntamiento, gobernado por el PP. Además, entre los 67 expedientes revisados de Acuamed existe un proyecto que acumula la mayor desviación de presupuesto detectada, un 87% respecto a la cantidad inicial, aunque el informe del Ministerio de Medio Ambiente no detalla de qué obra se trata.

La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), con competencias en varias comunidades autónomas y no sólo la valenciana, también ha registrado una desviación del 13,26% del presupuesto, ya que de los 82,8 millones de euros adjudicados ha acabado pagando un total de 93,8 millones.

Festival de los "reformados"

Durante una comparecencia en el Senado, el ministro Arias Cañete se quejaba del "festival de los reformados en las adjudicaciones de obra. En una presa puedo entender los reformados, siempre pueden moverse los pilares; pero en una desaladora, no los entiendo". Y advirtió a los constructores: "No nos temblará la mano si tenemos que rescindir un contrato cuando se aparte del presupuesto".