Ha sido el diputado revelación del curso político. Tendrá que darle las gracias a Calatrava€

(Risas). Esos calificativos los ponéis vosotros€ Es cierto que el tema de Calatrava ha tenido mucho eco y estoy muy satisfecho del trabajo realizado. Hemos acabado con dos décadas de opacidad, porque no se conocían ni los contratos, ni la cantidad exacta pagada ni muchos problemas de los proyectos. Todo eso lo he sacado a la luz. Y, además, ha tenido proyección internacional. Recuerdo que me entrevistó The New York Times, The Guardian o Newsweek, porque Calatrava es conocido en todo el mundo y ha tenido problemas similares en otros países.

Cuando menta al «Times» se nota que colmó su vanidad€

Sí, bueno, pero lo importante es que tu trabajo tenga difusión. Si estás en las Corts y nadie se entera de tu trabajo, no cumples tu función. El caso de Calatrava, paradigma del modelo de corrupción y especulación que se instaló en el País Valencià en los últimos quince años, ha tenido muchísima repercusión. Más que como diputado, yo hablaría del grupo: hemos sido el grupo revelación de esta legislatura. Hemos estado muy activos: llevamos la iniciativa en muchas cuestiones, propusimos la comisión de investigación de la CAM y hemos logrado representar las luchas sociales de la calle en este momento tan duro de recortes.

A Mònica Oltra le ha robado la camiseta y la ha eclipsado€

Camisetas me he puesto pocas: una sobre Urdangarin, con un elefante republicano, alguna contra los recortes y pocas más. No abuso de la política de las camisetas porque, aunque es legítima, creo más en la palabra sencilla que todos entienden.

¿Tiene ya el carné del Partido Comunista?

No. No tengo necesidad de afiliarme a ninguna otra organización que no sea Esquerra Unida. Ahora bien: valoro de forma positiva que otros compañeros sí lo hagan.

Pero no se siente comunista€

Yo me siento una persona de izquierdas que comparto con los comunistas una hoja de ruta. Su lucha es mi lucha. Ahora bien: como definición ideológica, prefiero definirme como una persona de izquierdas del ámbito del pensamiento socialista, en toda su amplitud. Yo quiero una sociedad diferente, donde la economía esté al servicio de las personas, donde se prime el interés colectivo frente al individual, y me defino como anticapitalista. Con esas bases ideológicas, cualquiera podría decir que soy comunista.

¿Las Corts han perdido morbo sin el protagonismo de Camps, Blasco y Costa?

Sí, es posible. Durante la Gürtel, Camps lo eclipsó todo, incluso el debate político. Sólo se hablaba del presidente y no de las políticas de su Consell. Ahora es cierto que tenemos un presidente de perfil mucho más bajo, sin punch, que parece que esté programado. Sin embargo, con él se han acentuado los rasgos más antisociales de las políticas del Consell en educación, sanidad o en el ámbito social. No es tan llamativa esa alienación política que sufría Camps, pero las políticas son igual de peligrosas o más.

Hablando de Camps: ¿Qué sentimiento le suscita ahora?

Uno puede tener un sentimiento de compasión, pero cuando piensa en la grandísima responsabilidad que esa persona tiene en la desfeta del país, en la desfeta económica, social, política, cultural y de imagen pública de los valencianos, que por su culpa fuera se nos identifique con los trajes, con la corrupción, con aeropuertos sin aviones, con proyectos megalómanos y ruinosos€ Cuando piensas todo eso, el sentimiento de compasión desaparece y lo que todavía permanece es la indignación. Con él y con quienes le permitieron hacer esas barbaridades. Hemos de pasar página cuanto antes con un cambio de políticas para darle la vuelta a dos décadas de destrucción global. Ése es el reto: darle la vuelta al país.

¿Le da miedo el avance de Compromís?

¿Miedo por qué?

Porque ocupa un espacio electoral vecino al de EU€

Cada uno tiene su proyecto y se ha demostrado que ambos podemos crecer. Compromís tiene un proyecto diferente: ideológicamente más difuso, más transversal. Esquerra Unida se sitúa claramente a la izquierda de las políticas que se han aplicado en el País Valencià y en el Estado español desde la Transición. Felipe González pronto traicionó su programa electoral y se plegó a los intereses de lo que ahora se llama «los mercados». Desde entonces, no ha habido, prácticamente, diferencias en la política económica y social. Esquerra Unida se sitúa en una posición alternativa a esa política de consenso que han compartido PP, PSOE, CiU, PNV y, en muchos casos, también el Bloc.

Es la alternativa.

Sí. Lo importante es romper el bipartidismo. Porque, lamentablemente, el PSOE, ni en el País Valencià ni en el Estado español, ha sido capaz de representar una alternativa real al PP. En ese sentido, la gente busca otras referencias. Algunos tal vez las hallen en Compromís por una cuestión de identidad o porque su política de gestos sea efectiva. Pero aquellos que se preocupan por una política alternativa al neoliberalismo, la gente más concienciada e implicada en las luchas sociales, está muy cerca de Esquerra Unida.

Le acaba de lanzar un dardo al PSPV. Tal vez sean sus compañeros de viaje en 2015. ¿Lo contempla?

¿Qué quiere decir «compañero de viaje»?

Es un eufemismo para no decir «tripartito» y asustarlo€

Vamos a ver: el PSPV comparte con nosotros la oposición al PP, pero se nota que está lastrada por haber defendido unas políticas muy similares desde el Gobierno de Zapatero, o por cuestiones como la enseñanza, en la que nosotros apostamos claramente por una educación pública mientras que el PSOE fue el partido que puso en marcha de forma masiva la política de concertación. Evidentemente, el PSPV es un actor político que contará en el futuro, como Compromís o como Esquerra Unida.

Pero por separado€

Sí, cada uno tiene su proyecto y presentará su propio programa electoral a la ciudadanía. Después, si se tiene que acordar algún tipo de€ acuerdo, sea del tipo que sea, ya veremos. No está escrito que sea un acuerdo de gobierno, de legislatura o de investidura, nosotros siempre negociaremos con dos premisas: desde la fuerza que nos hayan otorgado los ciudadanos y desde el compromiso de respetar nuestro programa y no traicionarlo a cambio de ocupar espacios de gobierno.

Dicen los entendidos que el camino natural indica que usted sea el candidato de EU en 2015. ¿Le gustaría?

Eso todavía está por ver. Falta mucho tiempo y el candidato de EU lo elegirá la militancia. No lo designa la dirección ni un comité de listas. Llegado el momento, entre todos elegiremos el mejor candidato o candidata.

¿Pero le gustaría?

A mí me gusta ser candidato de Esquerra Unida porque ya lo he sido y porque supone defender unas ideas en las que creo.

En Xàtiva, Esquerra Unida, en compañía de Compromís y PSPV, ha pactado con el PP abrir un expediente que desemboque en retirarle los honores a Franco a cambio de quitar del callejero la Plaça del País Valencià. ¿Felipe V ha ganado su última batalla con la ayuda de EU?

Esquerra Unida ha tenido siempre claro que votará en contra de cambiar el nombre a la Plaça del País Valencià en Xàtiva. Pero con esa votación, que no materializa ningún cambio y sólo abre un expediente informativo, se conseguía desbloquear la situación del tema de Franco y dejar el «marrón» a Rus de decidir si le quita o no al dictador el título de alcalde honorario y perpetuo. Ha sido una cuestión de procedimiento, no de fondo. Nunca renunciaremos al término País Valencià, que está en nuestra propia denominación, que está muy arraigado en nuestra cultura política y en nuestro sentimiento.

En muchos actos se lo ve más pendiente del móvil y el Twitter, con sus 7.000 «tuits», que del acto en sí. ¿Admite que está enganchado, que es un adicto?

(Risas). Me he visto así en algunas fotos, sí. A mí gustan las redes sociales y contar todo aquello que está pasando, porque es importante amplificar lo que sucede en la política valenciana para que no se quede entre las cuatro paredes de las Corts o entre los entendidos. Pero respecto a si estoy enganchado, mi compañera te diría que sí. ¡Habré de hacer una cura de desintoxicación!

Dele tres consejos a Fabra.

El primero es que expulse de su Grupo Parlamentario a las personas imputadas en graves casos de corrupción. Sería el único gesto que tendría credibilidad para la regeneración de la política valenciana. Si no, el resto no sirve de nada. El segundo consejo es que se reúna con los sindicatos. En el año y pico que lleva como presidente sólo lo ha hecho una vez y es hora de establecer un diálogo social absolutamente necesario para afrontar la crisis. De esa forma, conocería la situación real que están sufriendo los trabajadores. Además de escucharlos, habría de intentar alcanzar acuerdos. El tercer consejo que le doy es que se crea que es el presidente de la Generalitat Valenciana. Ni más, ni menos. Es un cargo muy importante que ha de estar al servicio del pueblo valenciano. Por eso,?le pido que abandone su sumisión a Mariano Rajoy, porque más bien parece un gobernador civil que aplica los recortes que le imponen, o que incluso va de punta de lanza de las políticas de Rajoy. Como le debe a Génova su nombramiento, creo que se olvida del País Valencià.

Cuando ve que la «clase política» es el tercer problema para los ciudadanos españoles, ¿se siente incluido en el saco?

Es una sensación extraña. Yo no me considero un político, pero soy un político. Hasta hace un año, yo no ocupaba ningún cargo remunerado pero sí desarrollaba una intensísima actividad política desde la última década. Cuando uno habla de políticos, imagina a gente que ha hecho de la política una profesión, que está distanciada de la sociedad, que vive con privilegios y que cobra mucho dinero. No es mi caso. Ahora tengo un escaño en las Corts y mi sueldo lo pagan temporalmente los ciudadanos, pero me cuesta considerarme un político. Porque yo sigo cobrando el mismo sueldo que antes €puesto que así lo marcan los estatutos de EU€, no hago uso de coche oficial ni de ningún tipo de privilegio, y me considero un trabajador que representa a otros como yo. Cuando critican a los políticos, se refieren a un tipo de político: a aquellos que trabajan por intereses propios y de los poderosos.

¿Y?qué le parece esa generalización?

Es peligroso el discurso de criminalizar toda la acción política. Pienso que eso es la avanzadilla del fascismo. Si no queremos políticos, al final tendremos militares. O como decía Franco, «haga usted como yo: no se meta en política». Hemos de recuperar que la política no sea de los políticos, sino de toda la sociedad, y apostar por fórmulas que EU aplica desde su fundación: limitación de mandatos, incompatibilidad de cargos o renovación continua de los representantes públicos.