El parón inmobiliario ha dejado una ristra de viviendas sin ocupar de norte a sur de la provincia de Castelló. El residencial de Boera Park y Terra Exclusiva y el PAI Mestrets en la capital de la Plana, el Belcaire Nord en Moncofa y un sinfín de nuevas urbanizaciones de costa se mantienen prácticamente vacías. Castelló es la segunda provincia de España con el mayor volumen de viviendas por vender. Al cierre de 2011 sumaba 54.274 casas vacías, el 12 % del total de su parque inmobiliario. La mayor parte se encuentra en localidades del litoral de la provincia como Orpesa del Mar, Moncofa, Vinaròs, Castelló y Almassora.

Uno de los casos más notorios de la crisis inmobiliaria en la ciudad de Castelló se ubica en una de las nuevas zonas de expansión proyectada por el anterior equipo municipal de gobierno de Alberto Fabra, junto al centro comercial de la Salera. Se trata de la zona residencial de Boera Park y Tierra Exclusiva, una urbanización de 10 bloques de siete pisos cada uno diseñada para rentas altas. Suman 426 viviendas y acabaron sus obras hace dos años. Sólo están habitados 39, permaneciendo sin ocupar el 90 % del total. Dos conserjes mantienen las piscinas y unos jardines interiores que son utilizados por apenas 40 personas.

Moncofa, con unos 7.000 habitantes en invierno, pero que en verano multiplica por seis sus vecinos, había desarrollado un amplio programa de quince sectores entre residenciales, industriales y de servicios. En total la previsión era de 5,8 millones de metros cuadrados y la construcción de 31.500 viviendas. Muchos de estos sectores no están, ni se les espera de momento.

Ahora, las viviendas nuevas, gran parte de ellas sin habitar, conviven con los solares vacíos, las grúas y los edificios a medio construir víctimas del estallido de la burbuja inmobiliaria. Las 3.000 plazas de aparcamiento están vacías, y no hay niños para que jueguen en las 32 áreas de juegos infantiles habilitadas.

En Peníscola, la Serra d´Irta mantiene algunas urbanizaciones a medio construir o abandonadas. La urbanización Sant Antoni, que ocupa 155.000 metros cuadrados de lo que antes eran cultivos de secano y monte bajo y estaba pensada para 490 viviendas, es un ejemplo de esta situación.

La explosión de la construcción también llegó al interior de Castelló. En Vilafranca emergieron numerosas urbanizaciones. En 2006 una inmobiliaria organizó una inmensa merienda: canapés para todos, video... y el anuncio de más de 100 viviendas. Hoy uno de los edificios está finalizado, pero no vive nadie.

En Almassora, en el Camí Om Blanc de la playa, junto a las urbanizaciones prácticamente deshabitadas se encuentran otros bloques en los que nunca ha llegado a residir nadie.