Un centenar de ciclistas van a pasar el puente de Todos los Santos recorriendo la distancia que separa Cuenca y Valencia a lomos de sus bicicletas para defender la supervivencia del tren regional que une ambas ciudades con Madrid. La marcha reivindicativa partió ayer de la Estación del Norte de Valencia, custodiados por la policía local de Valencia. A la cabeza, un cicloturista arrastraba con su bicicleta "un ataúd, símbolo de la presunta condena a muerte del tren regional, que dictará antes del 31 de diciembre el Consejo de Ministros", denuncian desde la Asociación Medio Ambiente y Cambio Climático, organizadora de esta cuarta edición de la ruta que "probablemente sea la última por las intenciones que ha manifestado el Ministerio de Fomento".

Desde el departamento que dirige Ana Pastor se está realizando un análisis del coste-beneficio de todas las líneas ferroviarias para decidir cuáles mantener abiertas o "sustituir por autobuses", según anunció Fomento el pasado verano. Esta decisión se tomará antes del 31 de diciembre. Parece que la lupa se va a detener sobre los trenes regionales o de media distancia, pese a que son los segundos, por detrás de los de Cercanías, que mayor número de viajeros transportan: 26,42 millones de viajeros en 2011.

Aunque la línea Valencia-Cuenca, en servicio desde 1885 (desde 1883 hasta Buñol) quizá sobreviva porque en su extremos convive con los servicios de Cercanías Madrid-Tarancón y Utiel-Valencia. En este último tramo el grueso del servicio se ofrece entre Buñol y Valencia, con una media de 150 pasajeros al día y 52 trenes diarios. La línea quedó tocada con la llegada del AVE ya que los trenes sólo llegan hasta Vara de Quart y los usuarios deben hacer trasbordo para llegar al centro de Valencia. Pese a todo, el regional Valencia-Cuenca aún da servicio a unas 40 personas al día.

Precisamente este servicio, y tal vez el romanticimismo de cubrir el trayecto Valencia-Madrid en seis horas y veinte minutos, es lo que lleva a los cien cicloturistas a reivindicar la pervivencia del tren que podría cogerse a la bicicleta como tabla de salvación para fomentar el uso turístico de la fórmula tren+bici. Un convencimiento que da fuerzas a los cicloturistas para cubrir los 264,53 kilómetros en las cuatro etapas que tienen previstas y en las que harán noche en Buñol, Utiel, Carboneras y Cuenca (los ayuntamientos colaboran cediéndoles los polideportivos para que se aseen y pernocten) para reivindicar la permanencia del tren.