La existencia de extrañas alineaciones solares que coinciden con los «altares» o bloques de piedra que jalonan la llanura de Alpuente han despertado el interés por estas estructuras, que en opinión de Ángel Flores, expresidente de la Sociedad Valenciana de Astronomía, evidencian la existencia de una civilización «próspera y relacionada con los cultos al sol» que habría habitado esta comarca hace más de 3.000 años.

En una ponencia presentada al Congreso Estatal de Astronomía, Flores desvela la existencia en Alpuente de los denominados altares rupestres. Se trata de grandes rocas modificadas por la mano del hombre para realizar algún tipo de aprovechamiento «funcional o ritual». El investigador se ha centrado en los tres bloques de piedra conocidos ya como «Altar Fálico», «Altar de los Sacerdotes», y «Altar Celta».

El «Altar Fálico», es, según el especialista, el «más elaborado». Se trata de una roca de aspecto cilíndrico de 3,4 metros de altura y 5,5 de diámetro en cuya partes superior hay una cubeta de 28 centímetros de diámetro, 25 de profundidad y fondo semiesférico. «Toda la mole está rodeada por 35 pequeños agujeros de unos 6 a 8 centímetros de diámetro y 5 de profundidad, que se distribuyen de forma uniforme por tres cuartas partes del perímetro. La cuarta parte restante la ocupan dos grandes escalones que permiten el acceso con facilidad a la parte superior de la misma», donde se pueden observar otros símbolos y marcas tallados en la superficie.

«Por los paralelismos existentes con otros altares en la península se cree que se tallaron hace entre 2.500 y 4.000 años», añade.

La existencia de estos tres «altares», sin equivalencia en otras zonas de la Comunitat Valenciana constituye un hecho singular, aunque no el único „explica Ángel Flores, director en la actualidad del Centro Astronómico Alto Túria.

«Sobre una piedra plana, situada al centro entre los dos altares más próximos, se encuentran grabadas cuatro figuras antropomórficas, aparentemente en posición de orantes», añade.

Observado desde el Altar Fálico, el de los Sacerdotes se ve sobresalir por encima de las montañas del fondo, a más de 10 kilómetros de distancia. La salida del sol el primer día del verano tiene lugar ligeramente más hacia el norte de la alineación entre el Altar Fálico y el de los sacerdotes, con una desviación inferior a un grado, «lo que denota una gran precisión», según el experto.Flores se pregunta si se trata de «¿pura casualidad, o servía para realizar algún ritual que tuvo al sol como protagonista?»

«En el supuesto de que no sea una casualidad, y así lo creo, nos encontramos ante la línea básica para un sistema de cuenta del tiempo, con una duración determinada y que se repite con precisión. Lo que en la práctica se traduce en un calendario. Disponer de una alineación como la que se describe sirve para constatar el comienzo de un ciclo cada vez que se ve salir el sol por el mismo lugar», sugiere Ángel Flores.

El investigador desvela que existen al menos otros tres altares en Alpuente y varias decenas de petroglifos„dibujos en la roca„singulares o que se repiten en múltiples lugares. En al menos dos de ellos se muestra la imagen esquemática del sol por encima de una montaña, lo que suscribe la idea del ritual con el sol como protagonista. También se pueden encontrar escaleras talladas en paredes verticales que no conducen a ninguna parte. Todo un reto para los investigadores.