La comunidades de vecinos de la Comunitat Valenciana cuentan con una deuda global de 174 millones de euros, ocasionada por la acumulación de impagos por parte de muchos propietarios. La crisis y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria „muchos pisos vacíos o recuperados vía desahucio arrastran grandes déficits„ han causado un aumento paulatino de la morosidad, que en toda España se cuantifica en más de 1.600 millones de euros.

Así lo confirma un informe realizado por el Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas, que realiza una estimación por provincias, situando a la valenciana como una de las autonomías líderes en impagos.

87 millones en Valencia

Así, en Valencia se cuantifican deudas por valor de 87 millones de euros, por 20 millones en Castelló y 66 millones en Alicante. El documento se ha elaborado a través de más de 12.000 entrevistas a administradores de fincas dispersos por toda España. Los colegios territoriales de este tipo de profesionales en la Comunitat Valenciana cuentan con 1.588 miembros inscritos, que gestionan más de 3.600 millones.

Los datos avalan la existencia de una importante bolsa de letras sin pagar, de casuística muy diversa. El recrudecimiento de las condiciones de vida „cada vez son más las familias sin ingresos regulares al estar todos los miembros en el paro„ es una de las principales causas de la situación. Con menos dinero, cualquier partida es un dilema para la economía familiar.

Tampoco ayuda la proliferación de pisos recuperados por los bancos: la entidades bancarias suelen apurar el pago de las cuotas hasta asegurar la venta del inmueble. Sin compradores para los pisos, nadie cubre los gastos de escalera. Mientras, los otros propietarios tienen que hacer frente a posibles desembolsos.

La problemática se complica si los vecinos deben enfrentarse a un arreglo importante. Así, la rehabilitación de la fachada o la colocación del ascensor se convierten en obras que pueden ocasionar un gasto considerable a «algunos» vecinos de la finca.

Tal es el caso de Juan Carlos y Victoria, vecinos del Cabanyal. Hace un año sufragaron la instalación de un ascensor en su finca,. El retraso en los pagos de algunos de los residentes causó que los otros adelantaran una cantidad económica mayor. Sin embargo, la ausencia de las ayudas prometidas por la administración es lo peor: «no llega ni un euro y nadie nos dice nada. Solo podemos esperar».

Agotar todas las vías posibles antes de acudir a los tribunales

La figura del vecino moroso no sorprende a nadie, ya que su presencia es algo habitual. Sin embargo, si la deuda se alarga durante un periodo prolongado, los problemas no tardan en llegar. Para alcanzar una solución los expertos aconsejan agotar todas las vías antes de acudir a los tribunales. Un primer paso es centrarse en el diálogo con los vecinos morosos, ya que repartir una carta con las deudas normalmente no surte efecto. Desde un primer momento se debe estudiar el origen de la problemática: no es lo mismo un vecino que ha dejado de pagar porque sí a la existencia de impagos por una falta de recursos contrastada. Una vez tratado el problema, lo más normal es pactar un pago a plazos. Sin embargo, en muchos casos esto no basta. El siguiente paso a dar es la convocatoria de una junta de vecinos para tratar el tema. En algunas comunidades se opta por publicar una lista de deudores en el tablón, aunque se han dado casos de denuncias y multas por usar este método y vulnerar la ley de protección de datos. A su vez, también se suele retirar el voto al vecino deudor si este no coopera. Por último, solo queda la vía judicial, formalizando una petición de proceso monitorio.