El día después dio grandes satisfacciones a los dos alumnos de del instituto Fuente de San Luis de Valencia que el lunes aprovecharon la ocasión de intervenir en un acto institucional en el Congreso, en Madrid, para defender la enseñanza en valenciano. Muchos de sus profesores y compañeros les mostraron ayer su respaldo y están «supercontentos» de su comportamiento. María Amparo Campos Melchor, una de las protagonistas junto a Ismael Sempere, asegura que «era una cuestión de conciencia. Teníamos que hacerlo. Estábamos ante una oportunidad única y me hubiera arrepentido toda la vida de no haberlo dicho» afirma esta joven de 18 años que estudia segundo curso del Bachillerato Artístico.

Alumnos críticos, con ideas propias que saben expresarlas, les movió las últimas noticias sobre la reforma educativa que prepara, en forma de ley, el ministro del ramo, José Ignacio Wert, sobre todo en lo tocante a los idiomas propios y al castellano, que se establece como la lengua vehicular de la enseñanza. «No estamos muy puestos en su texto pero sabemos que quieren que el valenciano sea una lengua como el francés. Nosotros tenemos aquí dos lenguas cooficiales: valenciano y castellano y creo que hay que educarse en las dos, al menos, en las dos por igual. Pero no se está cumpliendo. Por ejemplo, en este instituto no hay oferta de bachillerato en valenciano», asegura Ismael, de 17 años.

«El valenciano continua siendo una lengua en desventaja. En mi caso es mi lengua materna. He estado en colegios privados, concertados y, ahora, público. En el instituto marqué el Programa d’Ensenyament en Valencià (PEV) y lo único que doy en valenciano es la asignatura de valenciano. Luego, en a calle, en lugares públicos, a veces no te entienden o te miran con ojos de que eres catalanista cuando, simplemente, hablo en mi lengua» lamenta María Amparo, en la entrevista a Levante-EMV con expresión en los ojos y en las manos, como estudiante de Artes Escénicas.

De la misma rama es Ismael, quien apunta que le «gusta mucho leer, estoy al día de la actualidad y tanto con su grupo de amigos, como con su familia y algunos profesores del centro debatimos».

La actitud que adoptaron en el acto al que fueron invitados es parte de esa «cuestión moral» que defienden, pese a que se pusieron nerviosos. Invitados para leer artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y a la entrega de los premios de dibujo del Defensor del Pueblo, que tuvo lugar en el Congreso de los Diputados, idearon lo que iban a hacer en el AVE, de camino a Madrid. Los profesores que les acompañaban «no tenían ni idea. No íbamos a arriesgarnos a que nos dijeran que no» confiesa María Amparo, quien destaca que «luego nos dijeron que muy bien».

Tras su defensa de la enseñanza en valenciano, el diputado del PP por esta comunidad y secretario primero de la Cámara baja, Ignacio Gil Lázaro, que asistía al acto con el adjunto primero a la Defensoría del Pueblo, Francisco Fernández Marugán, «nos dijo palabras bonicas; que se trataría bien el valenciano, que no iba a haber ningún problema, pero después indicó que estaba fuera de lugar» recuerda Ismael. El joven se pregunta que «si en plena lectura de los Derechos Humanos no es el sitio ¿cuál es el lugar para decirlo? No hay otro. Son nuestros derechos», a lo que María Amparo apostilla: «Todos los seres humanos nacemos libres e iguales ante la ley».

En opinión de esta alumna, lo que hicieron fue «aprovechar una maravillosa oportunidad para decir lo que pensábamos. Nadie nos soborno para hacerlo como algún medio ha dicho. A esto se le llama mente crítica».

María Amparo añade: «Era una oportunidad porque no podemos decirlo; hacemos manifestaciones por nuestra lengua o nuestra cultura y no se nos escucha. Ya ves, la Primavera Valenciana. Nos dan de palos. Y ya que vas al Congreso, pues aprovechamos. Que mejor momento que en el contexto de la lectura de los Derechos Humanos. Porque cada uno de los artículos (los 22, 23 y 24) que iba leyendo más irónico me parecía».