Sí: pese a sus "huesos de cristal" y la silla de ruedas, Elvira Murcia se encadenó ayer frente al mismísimo Palau de la Generalitat. Y no: ni el president Fabra ni la consellera de Bienestar Social quisieron plegarse a su condición: bajar a verla, a la calle, y comprometerse a una fecha de reunión para solucionar los tres meses de retrasos en los pagos a los dependientes. La mujer ha pasado la noche "con mucho viento y la cara muy fría", acompañada por familiares y otros dependientes, y sigue dispuesta a mantener su protesta hasta que sea atendida. Por su parte,

el Gobierno valenciano ha reiterado este sábado su ofrecimiento a Elvira Murcia para mantener una reunión con la dirección de la Conselleria de Bienestar Social en dependencias oficiales de la Generalitat para tratar sus demandas.

La historia de ayer, que empezó con una Elvira triunfante en el programa televisivo de Ana Rosa Quintana y terminó con una Elvira abatida e indignada atada a la valla del jardín del Palau -con una cadena de 20 euros comprada el día anterior-, es más compleja de relatar.

Comenzó en medio de la euforia. En la Plaza de la Virgen, mientras decenas de niños se paseabana cantando inocentes villancicos, un aluvión de cámaras rodeaba a esta dependiente que aparecía en la portada de Levante-EMV y acababa de salir en directo en Telecinco. Ante toda la prensa, Elvira reivindicaba los derechos de los dependientes y proponía un "reto" a Fabra y a la consellera Sánchez Zaplana: "Que pasen un día con una familia y vean lo que es cuidar a un dependiente, para que se den cuenta de la realidad. Ya está bien de que nos tomen por tontos". Cerca, su hermana Gloria estaba orgullosa: "Es muy valiente y yo la admiro", decía.

La emoción erizaba la piel cuando más de cuarenta miembros de la Plataforma en defensa de la Ley de Dependencia de Valencia coreaba "¡Elvira, Elvira, Elvira!". Ella, desde su pequeña silla de ruedas, apretaba los labios y levantaba el pulgar con el signo de la victoria. Tras los discursos reivindicativos de otros miembros de la plataforma, Elvira enfiló la calle Cavallers y pasó entre los seis coches oficiales de gran eslora (cinco Audis y un Ford) que ocupaban esta vía peatonal. Se presentó en la puerta del Palau con una carta. En el exterior del sobre, sólo dos palabras: "Al president". En la misiva, una petición de reunión.

En el Palau no quisieron cogerle la carta. El ánimo se encendía con gritos de "ni un paso atrás" y "cobrar, queremos cobrar". Cansada de esperar, Elvira acabó pasando la carta por el registro de entrada y, con la ayuda de terceros, se encadenó en el jardín del Palau. A su lado, también entre cadenas, María Dolores Carrasquillo, una mujer con 42 años y 34 operaciones por osteomielitis crónica, con una pensión de invalidez de 690 euros al mes, dos hijos y un alquiler que pagar, pero sin prestación de dependencia reconocida. Fabra, que tenía pleno del Consell, estuvo en el Palau hasta las 12.30 horas. Físicamente, estaba allí mientras Elvira pedía hablar con él. Sin embargo, no se produjo la foto de Fabra con la dependiente encadenada.

Con la consellera de Bienestar Social sí estuvo a punto de reunirse. El gabinete de Presidencia ofreció a Elvira una reunión con la consellera. Incluso le envió un vehículo adaptado al lugar donde estaba encadenada para que fuera trasladada a la sede de la conselleria. Pero Elvira no quiso subirse al coche. "Yo quiero que venga aquí o Fabra o la consellera. No es de ética que vaya yo allí. Es una falta de respeto", dijo.

El Consell se ofrece

La Generalitat ha reiterado su predisposición a "escucharles" y mantiene la oferta de convocar un encuentro en dependencias oficiales del Ejecutivo valenciano.

El Consell ha asegurado que, inicialmente, la oferta de la Generalitat fue aceptada y que el viernes se puso a disposición de las solicitantes un medio de transporte adaptado para su desplazamiento a la sede de la conselleria. Sin embargo, "una vez llegó el vehículo, las manifestantes cambiaron de opinión exigiendo que fuera la consellera la que se trasladara hacia la calle Caballeros", ha indicado.

El Ejecutivo valenciano ha vuelto a trasladar su "total predisposición a atender a todos los colectivos que así lo soliciten" y, en este sentido, ha destacado que "desde el primer momento, se han puesto todas las facilidades para que se mantuviera la reunión solicitada y en ningún momento se le ha negado el encuentro".

Asimismo, la Generalitat ha lamentado "profundamente" esta situación y desea que "se solucione lo antes posible". Además, ha lamentado los retrasos en los pagos y ha subrayado que "no se deja de trabajar día a día para poder hacer frente a estas deudas, que es la prioridad del Consell en estos momentos".