La venta de terrenos ha generado a las órdenes religiosas beneficios inesperados en un momento de crisis económica y de vocaciones. En algunos casos, como en el de las dominicas de Paterna, las congregaciones se han erigido en agentes urbanizadores en zonas estratégicas de gran valor.

L´Horta

Dominicas de Paterna: «Se ha hecho la voluntad de Dios»

«El Señor así lo ha querido. Se ha hecho la voluntad de Dios, al que rogamos mucho». Así se expresó María del Carmen Fuertes, la priora del Monasterio de Santa Catalina de Siena de Monjas Dominicas, cuando firmó hace unos meses el convenio urbanístico con el Ayuntamiento de Paterna que las convertía en agente urbanizador de un Programa de Actuación Urbanística (PAI) de carácter terciario. En los terrenos donde está su actual convento de clausura, entre el complejo de ocio Heron City y el barrio de La Coma, se edificará una tienda de bricolaje de la marca alemana Bauhaus, con la que llegaron a un acuerdo económico que sólo Dios conoce, pues no ha trascendido la operación de compra o alquiler de un suelo situado en la «esquina de oro», según definió la propia religiosa.

De momento, para poder urbanizar, las religiosas ya han pagado al consistorio los 1,8 millones de euros que correspondían al consistorio en concepto de excedente de aprovechamiento urbanístico. En virtud del convenio que regula las relaciones entre el ayuntamiento y la Agrupación de Interés Urbanístico de las monjas, el consistorio también recibirá una parcela de 800 metros cuadrados de uso terciario en el sector, que será entregada urbanizada y libre de cargas.

Este PAI supone la creación de un nuevo convento para la congregación y la implantación de una superficie comercial de la firma Bauhaus „que invierte 37 millones de euros„ en una parcela de 32.000 metros cuadrados de suelo junto a la Pista de Ademuz. La licencia de obras fue concedida por decreto municipal el 19 de noviembre, así como el permiso ambiental del edificio religioso, que será más moderno y funcional para las monjas de clausura. El convento será lo primero que se construya para que pueda derribarse el que aún se puede ver desde la carretera CV-35. El PAI fue adjudicado por el pleno, en 2006, a las monjas tras pujar con otra promotora que presentó sin avisarles una propuesta en el ayuntamiento para urbanizar la zona.

No es el primer cambio de residencia de estas monjas, pues el destino „o la voluntad divina„ quiso que ya abandonaran Valencia en 1970 tras ser comprados sus terrenos por los grandes almacenes de El Corte Inglés, en Pintor Sorolla.

Llegaron a un lugar rural apartado de Paterna, inmejorable para la espiritualidad. Pero el desarrollo urbano hizo que su actual monasterio quedara rodeado por la autovía, un centro de ocio y numerosas viviendas y chalés. La religiosa explicó que han pasado siete años desde que se llevaron el «gran susto» con la propuesta de dos promotoras (2005) para urbanizar el sector donde se ubicaba el monasterio, que construyeron hace 40 años.

«Casi nos echaban de nuestra tierra o quedábamos rodeadas y agobiadas», expuso la priora, que añadió que una monja tenía un sobrino arquitecto que les puso en contacto con el prestigioso urbanista Alejandro Escribano, que en un tiempo récord les diseñó la alternativa urbanística. Además, Fuertes desveló que, además de la compleja tramitación, tuvieron que recibir la bendición del Vaticano para la operación urbanística, así como el consentimiento del Maestro General de la Orden de Dominicios en Roma.

Los terrenos a urbanizar ya están señalizados con carteles del Grupo Bertolín, empresa responsable de la urbanización y edificación del establecimiento. Desde hace semanas se observa la constante entrada de camiones, pues se han iniciado los movimientos de tierras y los trabajos de preparación del suelo de cara a la próxima colocación de la primera piedra. Asimismo se trabaja en el desvío de una línea eléctrica.

El proyecto estuvo paralizado durante años por la crisis económica hasta que tomó nuevamente impulso con el interés mostrado por la multinacional Bauhaus por abrir en Paterna la que será su primera tienda en la Comunitat Valenciana. La firma de bricolaje y el hogar creará de alrededor de 250 puestos de trabajo. Se estima un periodo de ejecución de 18 meses. El alcalde Lorenzo Agustí destacó que «es el ejemplo del tipo de inversiones que estamos intentando atraer al municipio».

La Marina

Las agustinas dejan Xàbia tras 340 años en el municipio.

Las hermanas Paula, Consuelo, Higinia, Asunción y Rosa se despidieron a través de la cancela. Estas cinco monjas de clausura, de la orden de las Agustinas Descalzas, abandonaron el convento de Xàbia en julio de 2003. La orden desaparecía de este municipio tras 340 años.

El primer convento lo fundó Sor Ana Maria Gallart y se levantaba donde ahora está el Mercat Municipal. En 1953 las monjas se trasladaron a un nuevo convento, que se cerró en julio de 2003, al marcharse esas cinco últimas monjas, ya de avanzada edad y alguna de ellas enferma, a la casa madre de la orden en Benigànim.

El cenobio de Xàbia, situado en pleno centro urbano, estuvo varios años sin vida. Luego se rehabilitó y ahora es un centro de día para enfermos de alzheimer y ancianos que gestionan las religiosas de Marta y María, congregación fundada en Guatemala. El convento, sin embargo, sigue siendo propiedad de la orden de las Agustinas Descalzas, pero en 2004 el Arzobispado de Valencia consiguió una cesión de su usufructo total por 30 años.

Con las agustinas, se fue algo más que una parte de la historia de Xàbia. El convento contaba con un destacado patrimonio artístico-religioso. En 2002, el museo de Xàbia lo reveló en una explosición. Había casullas bordadas con hilo de seda y oro de los siglos XVII y XVIII; una escultura de alabastro de la virgen con el niño probablemente del XVII; un relicario de plata del fraile mínimo Gaspar Bono, de 1791; otro relicario de plata y bronce del XIX, y una pintura al óleo sobre tabla de cristo crucificado, del XVIII. Ese «tesoro» surgió de donaciones de feligreses de Xàbia. Pero pertenecía a la orden y se marchó con ella.

La Costera/La Vall d´Albaida

El convento de las clarisas de Xàtiva se convertirá en hotel.

En Xàtiva, la orden de las clarisas ordenó el traslado de las pocas monjas que permanecían en el convento „todas ellas de edad avanzada„ y las reubicó en la vecina localidad de Canals, donde también hay un monasterio de Santa Clara. También se produjo el traslado de objetos de arte del convento, algunos de ellos muy valiosos. Comenzó entonces una oleada de protestas de los partidos de la oposición reclamando el regreso de las obras. Sin embargo, la orden vendió el inmueble. Va a construirse un hotel (el proyecto está parado, pero no descartado) y hasta que el inmueble no reserve una parte de sus usos a una dependencia visitable, la antigua iglesia, las piezas no regresarán a Xàtiva. El ayuntamiento renunció al derecho de tanteo y retracto que le permitía igualar la oferta de la promotora y quedarse el edificio.

En Bocairent, la falta de vocaciones también llevó en 2006 a la orden de los agustinos a poner en venta el monasterio. Pero una contundente oposición vecinal hizo que una plataforma formada por la parroquia y los fieles comprara el edificio, para así asegurar la presencia de monjas o que al menos el templo no dejara de tener usos religiosos.

En Ontinyent, hace apenas dos meses que una orden quiere llevarse a las últimas cinco monjas del colegio La Milagrosa. Ya ha dado instrucciones de repartirlas por conventos de todo el país. Un grupo de vecinos se ha movilizado y ha llegado a montar un viaje a Zaragoza, para entrevistarse con la superiora y que revoque el traslado. De momento, tras hablar con ella, la decisión está parada.

La Ribera

Carcaixent se queda sin tres congregaciones en cinco años.

Tres congregaciones religiosas abandonaron Carcaixent en apenas un lustro. La primera marcha fue la de un grupo de religiosas que trabajaba en la residencia de ancianos de Sant Blai, que dejó la población ribereña hace varios añospor la falta de sangre joven en los conventos.

A ellas les siguieron las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que abandonaron Carcaixent a principios de 2010 tras años de dedicación en el asilo de ancianos. Por último, a principios de septiembre de 2010, las apenas diez monjas dominicas que ocupaban el convento de Corpus Christi, de entre 61 y 80 años, decidieron también abandonar el municipio pues en el último cuarto de siglo no se había producido ningún ingreso.

El ayuntamiento lamentó especialmente esta marcha pues, según el regidor del Bloc, Vicent Albelda, las dominicas «han tenido una fuerte influencia en Carcaixent, en el ámbito religioso, pero también en el arquitectónico, el cultural y el artistico». Parte de su patrimonio puede disfrutarlo ahora el municipio. El auditorio y el Parc del Bicentenari eran antes la iglesia y el huerto del antiguo convento, abandonado al quedar muy dañado tras la pantanada.