Cuando se observa con cierta perspectiva, la historia muestra su lado caprichoso. Una coma en una ley o una confluencia de casualidades azarosas podría haber modificado episodios clave. Si, por ejemplo, los legisladores hubieran plasmado en normas la doctrina que ayer expuso la expresidenta de Madrid Esperanza Aguirre sobre los requisitos que ha de cumplir un político para serlo, los valencianos jamás habrían sido gobernados por cuatro de los cinco presidentes que han pasado por el Palau: Joan Lerma, Eduardo Zaplana, Francsco Camps y Alberto Fabra. Aguirre defendió ayer que para acceder a un cargo público debería ser obligatorio tener experiencia previa acreditada en algún sector distinto de la política. Aguirre avanzó que la propuesta la llevará al próximo congreso del PP. Se trata, razonó, de una idea para el "futuro". "Ya verás tú como cambiaría rápidamente el panorama", apuntó Aguirre, si se aplicara una idea que, matizó, no es suya sino del expresidente de Madrid Joaquín Leguina "para el PSOE" porque "por lo visto en la directiva de Rubalcaba no ha habido ninguno que haya hecho otra cosa".

Con el modelo Aguirre, Lerma nunca habría llegado a presidente. Con 28 años fue elegido secretario general del PSPV y en 1982, a sus 31 años, llegó a jefe del Consell. Licenciado en Económicas y Empresariales, su currículum laboral se reduce a una cortísima estancia en una agencia de publicidad. A Lerma lo relevó Eduardo Zaplana, quien empezó a cotizar a la Seguridad Social en julio de 1995, cuando recibió su primera paga de presidente de la Generalitat. Tenía 39 años. Aunque su vocación desde bien pequeño era ser piloto de aviación, se licenció en Derecho en Alicante a los 28 años. Prestó servicios en el gabinete del ministro de la UCD Luis Gámir y fuera del sector público colaboró un tiempo como pasante en el despacho de Roberto Botella, su amigo íntimo y luego asesor de Terra Mítica. Cuando se marchó a Madrid para ser ministro con José María Aznar, en julio de 2002, dejó de presidente a José Luis Olivas. El expresidente de Bancaja y exvicepresidente de Bankia, hoy imputado por varios delitos económicos, es el único de los titulares del Consell que puede acreditar experiencia laboral. Como letrado en el despacho del difunto Emilio Attard y luego, tras la debacle de UCD y antes de entrar de concejal de Valencia por el PP en 1987, como secretario de la Federación Empresarial de Hostelería.

Francisco Camps, licenciado en Derecho, llegó en 2003 al Palau y culminó así, a sus 41 años, una carrera política en la que fue concejal de Valencia, conseller de Educación, secretario de Estado, diputado autonómico y nacional y delegado del Gobierno. Ante Esperanza Aguirre podría alegar que con tanto cargo no tuvo tiempo de trabajar en el sector privado.

La tarde del 20 de julio de 2011, Camps dimitió forzado por Rajoy y lo sucedió el arquitecto técnico Alberto Fabra, quien hizo la mudanza desde la alcaldía de Castelló al Palau de la Generalitat. Entró de concejal en 1991, cuatro años después de lograr el título en la Politécnica de Valencia. Su experiencia profesional es mínima.