En la noche electoral del 20 de noviembre de 2011, la plana mayor del PP compareció en el balcón de la sede en la calle Génova para saborear la aplastante victoria. Mariano Rajoy saludó y se dirigió a la feligresía acompañado por media docena de dirigentes. De los que salieron en aquella histórica foto sólo uno se cayó del reparto de cargos en las instituciones: Esteban González Pons. El exconseller valenciano, exportavoz del Gobierno de Francisco Camps y exsíndic en las Corts, fue condenado al ostracismo, especialmente por decisión de María Dolores de Cospedal.

En público, Pons defendió con ironía que la vicesecretaría de Estudios y Programas del PP era una enorme responsabilidad. «Lo que más necesita la política española son ideas y programas», proclamó. El autor de «Camisa blanca» no ocultaba, fuera de micro, que Rajoy y Cospedal le habían marginado sin contemplaciones. Con el tiempo, acabó casi celebrando como una suerte no estar en ningún cargo público relevante, más allá de su escaño en el Congreso, tras encabezar la lista por Valencia. Porque en las circunstancias económicas y sociales actuales no hay mejor incineradora de imagen pública que formar parte del Gobierno.

La eclosión del caso Bárcenas, tras el descubrimieto de los 22 millones en la cuenta de Suiza, y la posterior explosión del asunto de los sobresueldos a los dirigentes del partido ha provocado la reaparición de Pons en la primera línea política. La constatación de que el responsable de organización Carlos Floriano no da la talla y no estar inmerso en el escándalo de los presuntos sobresueldos han sido factores determinantes para encomendarle la peliaguda misión. En los últimos días se está prodigando más en declaraciones y apariciones públicas que en el último año.

Pons ha comparecido en la sede de la calle Génova y en varios medios. Ayer, en una entrevista en TVE, desarrolló la teoría de que los papeles de Bárcenas se montaron adrede. «Da la impresión», dijo, de que las anotaciones del extesorero fueron escritas «de una sola sentada». Explicó que el PP «no puede defenderse frente a unos documentos que son fotocopia de fotocopia, que sólo se conocen por la prensa, y frente a fuentes no declaradas». Respondió también, el domingo, a la petición de Rubalcaba de que dimita Rajoy. Pons replicó que el presidente cuenta con la «legitimidad suficiente» para seguir gobernando e instó al PSOE a mostrar públicamente sus cuentas.